En
tiempos remotos existía un rumiante salvaje al que los celtas
llamaban “Auroch” palabra que derivaba de “aur” que
significaba salvaje y “och” que significaba toro. Era el Uro (Bos
primigenius), que en latín se conocía como “urus”. Una de las
primeras descripciones de este animal rumiante aparece en las notas
que Julio César redactó sobre la Selva Herciniana en su obra
Comentarios a la guerra de las Galias:
“La
tercera raza es de los que llaman uros, los cuales vienen a ser algo
menores que los elefantes;
la
catadura, el color, la figura de toros, siendo grande su bravura y
ligereza. Sea hombre o bestia, en avistando el bulto, se tiran a él.
Mátanlos cogiéndolos en hoyos con trampas. Con tal afán se curten
los jóvenes, siendo este género de caza su principal ejercicio; los
que hubiesen muerto más de éstos, presentando por prueba los
cuernos al público, reciben grandes aplausos. Pero no es posible
domesticarlos ni amansarlos, aunque los cacen de chiquitos. La
grandeza, figura y encaje de sus cuernos se diferencia mucho de los
de nuestros bueyes. Recogidos con diligencia, los guarnecen de plata,
y les sirven de copas en los más espléndidos banquetes.”
(Julio
César, La Guerra de las Galias, Libro VI, XXVIII. Edición con las
notas de Napoleón. Traducida directamente del latín por J. Goya
Muniáin y M. Balbuena, 1986).
Este
ancestro salvaje de los bóvidos actuales sufrió varios procesos de
domesticación en diferentes momentos y regiones del mundo que
comenzaron hace unos 10.000 años. Mientras que en el subcontinente
indio el bovino doméstico que aparece pertenece a la subespecie de
Bos taurus indicus (Cebús) en Europa el típo de bóvido doméstico
que aparece es el perteneciente a la subespecie Bos taurus taurus. En
Africa, aunque existe alguna controversia parece claro que existió
un proceso de domesticación de este Bos taurus diferente al que se
produjo en Oriente próximo con el Bos indicus, que fue seguido por
migraciones de bóvidos cebuínos algunos miles de años después.
Existen evidencias de haberse producido un proceso de domesticación
en la región del Sahara, independiente del que se produjo en Oriente
próximo de donde se supone el origen de las poblaciones domésticas
que llegan a Europa.
La
península ibérica situada en el Sur de Europa y próxima as Africa
consitutye una región que ha podido recibir influencias tanto de
poblaciones bovinas provenientes del Norte como de otras provenientes
de Africa. Mediante análisis genéticos de DNA mitocondrial se han
encontrado evidencias de que los bóvidos africanos y europeos se
habrían separado hace unos 25.000 años, es decir, ¡antes del
proceso de domesticación!. El
haplogrupo T1 de este
material genético es originario del norte de África y su
presencia en las costas occidentales de Europa tiene que ver con las
migraciones de pueblos norteafricanos durante el Neolítico por toda
la costa occidental de Europa. Este haplogrupo ha presentado una
frecuencia minoritaria en Anatolia y Próximo Oriente y en Europa se
ha localizado en razas de Portugal, España, Italia y Grecia aún
siendo otro haplogrupo, el haplogrupo T3, el grupo característico de
las poblaciones de ganado doméstico europeas. Su presencia en el sur
de Portugal y Galicia (Orense) se había relacionado con un posible
intercambio de ganado ocurrido entre el norte de África y la
Península Ibérica durante la Edad Media, con motivo de la
dominación musulmana en Al-Andalus. No obstante, el descubrimiento
de un resto de bóvido recuperado en el yacimiento del Portalón de
la sierra de Atapuerca (Burgos, España), datado por radiocarbono en
1.800 años cal. aC y asociado a este haplogrupo T1, ha permitido
retrasar los intercambios de ganado vacuno a través del Estrecho de
Gibraltar al menos hasta cronologías de la Edad del Bronce. Este
resto de bóvido con el haplogrupo T1 forma parte de un conjunto de
13 muestras recuperadas del Portalón y asociadas a la Edad del
Bronce.
Una
vez explicado un poco cual es el origen de nuestra ganadería bovina
en la Península ibérica, recordemos como clasificamos en la
actualidad a nuestras razas de vacas:
Razas
Autóctonas de Fomento
- Asturiana de los Valles
- Avileña-Negra ibérica
- Toro de lidia
- Morucha
- Pirenaica
- Retinta
- Rubia gallega
Razas
autóctonas en peligro de extinción
- Albera
- Alistana-Sanabresa
- Asturiana de la montaña
- Avileña-Negra ibérica (variedad Bociblanca)
- Berrenda en Colorado
- Berrenda en Negro
- Betizu
- Blanca cacereña
- Bruna de los Pirineos
- Cachena
- Caldelana
- Canaria
- Cárdena Andaluza
- Frieiresa
- Limiana
- Mallorquina
- Marismeña
- Menorquina
- Monchina
- Morucha (Variedad Negra)
- Murciana-Levantina
- Negra Andaluza
- Pajuna
- Palmera
- Pasiega
- Sayaguesa
- Serrana Negra
- Serrana de Teruel
- Terreña
- Tudanca
- Vianesa
Razas
antiguas sin reconocimiento oficial
- vaca de la Axarquía
Razas
integradas en España
- Blonda de Aquitania
- Charolesa
- Fleckvieh
- Frisona
- Limusina
- Parda
- Parda de la Montaña
Hasta
ahora he hablado en una ocasión de una raza autóctona de fomento:
la rubia gallega; de una raza autóctona en peligro de extinción: laCachena. Hoy le toca pues a una raza integrada en España: la Parda
de montaña.
Raza
Parda de Montaña
La
parda de montaña es una raza vacuna española creada hace mas de 160
años a partir del cruce de la raza parda alpina con diversas razas
autóctonas españolas (mantequera leonesa, asturiana de la montaña
y pirenaica, entre otras). Actualmente, se encuentra en Aragón,
Navarra, La Rioja, Asturias, Cantabria, Castilla y León y Madrid.
La
parda alpina (Ratina en Asturias, León, Zamora y Cantabria) es una
raza autóctona y rústica vacuna originaria de los Alpes suizos de
poca producción láctea y cárnica y adaptada a la montaña.
Desde
el año 1956 hasta la década de 1970 el Ministerio de agricultura
importó ininterrumpidamente todos los años lotes de novillas de
parda alpina, procedentes sobre todo de Suiza, Austria, Alemania,
Francia e Italia para venderlas a ganaderos Cántabros, de los
Pirineos y de la submeseta norte. Se aprovechaban para un triple
propósito, carne, leche y fuerza motríz, pasando a ser la raza más
numerosa de la mitad norte y llegando a desplazar o extinguir por
absorción a la mayoría de las razas locales preexistentes. Hoy en
día en territorios como León o Cataluña existen razas locales
descendientes íntegramente de ejemplares de parda alpina.
Razas
de la generación pardo alpina:
- Parda de montaña cantábrica (con núcleo en la provincia de León)
- Parda de montaña pirenaica (con núcleo en la provincia de Huesca).
- Parda de los Pirineos o Bruna dels Pirineus (con núcleo en la provincia de Lérida).
- Parda suiza o Brown Swiss (originaria de Canadá y Estados Unidos).
La
raza bovina Parda de Montaña se explota por su aptitud cárnica. Los
efectivos de esta raza se agrupan mayoritariamente en explotaciones
de tamaño medio con sistemas de producción extensivos, en los que
predomina el aprovechamiento de pastos en terrenos montañosos. Se
suele criar en sistema valle-puerto. En otoño y primavera los
animales están sueltos pastando día y noche y con la llegada del
invierno se recogen para suplementarles con paja, heno y pienso, en
verano se suben a los puertos de montaña para aprovechar los pastos
de montaña. Los terneros permanecen con las madres unos cuantos 4 a
6meses y se destetan para llevarlos al cebadero hasta los doce
meses.
Se
distribuye en todas las provincias de Castilla y León, a excepción
de Valladolid. En Aragón, preferentemente en el Pirineo, con núcleos
en la provincia de Zaragoza y en la montaña de Teruel. En Navarra se
concentra en los valles cercanos a Aragón. Así mismo, se extiende
por toda la Comunidad de Cantabria, principalmente en la Comarca de
Liébana. En el Principado de Asturias, en el Concejo de Onís.
Hay
constancia de la existencia de la Raza Parda en España desde los
años 1.840, pero a partir del año 1.957 se ha intensificado la
utilización de cruces con distintas razas autóctonas de la
geografía
española,
principalmente con las razas: Mantequera Leonesa y otras denominadas
Morenas del noroeste, motivo por el que la mayor implantación de la
raza siempre ha estado y está en la provincia de León.
La
vaca de raza Parda de Montaña tiene una cabeza de tamaño medio,
proporcionada, expresiva y con perfil frontonasal recto. Orejas
horizontales, grandes y con abundante pilosidad blanca en su cara
interior. Mandíbula potente, morro ancho con amplios ollares.
Cuernos de sección circular, blancos con el extremo negro y con
nacimiento en prolongación con la línea de la nuca. Se presentan en
lira baja o en gancho, aunque está muy extendida la práctica del
descornado. En los machos, suelen ser rectos hacia fuera. Ojos
grandes, poco destacados y de mirada apacible. Los machos pueden
presentar tupé. El cuello es fuerte, de mediana longitud y
musculado, más compacto en los machos. El borde superior es recto en
la hembra y destacado en los machos, que presenta un morrillo bien
marcado. Papada escasa y con pocos pliegues. Buena inserción en
espalda y cruz, sin angulosidades aparentes.
La
cruz es de longitud y anchura media, poco destacada y redondeada, más
marcada en los machos. Espalda larga, ancha, musculada, oblicua y con
buena inserción al costillar. Dorso y lomo rectos, anchos y en línea
con la grupa. Pecho amplio, mucho más potente en los machos, y con
poca papada. Tórax amplio y profundo, con costillares bien
arqueados. Vientre voluminoso en las hembras, siendo en los toros más
recogido. La grupa está muy desarrollada y es ancha y ligeramente
inclinada. La cola nace en línea con la grupa y es corta y fina. Los
muslos están bien desarrollados y son musculosos, siendo más
voluminosos y convexos en los toros. Las nalgas son también
musculosas, llenas y descendidas, tendiendo a la convexidad.
Su
capa es de color pardo uniforme, presentado degradaciones en zona
inguinal cara interna de las extremidades y orla blanca entorno al
morro. Ambos sexos pueden presentar degradación a lo largo de la
línea dorso lumbar, más acentuado en los macho. El color pardo
oscila desde el claro al oscuro discreto, aunque con preferencia
hacia capa claras. Los machos suelen ser más oscuros. Pezuñas y
mucosas son negras, aunque presenta testículos, ubre y borde externo
de la zona vulva-anal despigmentados. La piel es robusta y elástica.
El pelo fino y denso. Pueden presentarse animales algo rizados. Al
nacimiento, el ternero presenta coloración blanquecina o rubia
clara.
Las
patas son de longitud media, fuertes y con buenos aplomos, aptas para
desenvolverse en terrenos abruptos. Cañas medias y pezuñas duras,
simétricas y proporcionadas.