viernes, 23 de junio de 2017

El dimorfismo sexual de Misumena vatia

Hace tiempo hablé de Misumena vatia y pasé solo por encima el tema del dimorfismo sexual de esta especie. Aprovecharé ahora para hablar un poco del tema.

El dimorfismo sexual consiste en las variaciones en la fisonomía externa entre machos y hembras de una misma especie. Se presenta en la mayoría de las especies, en mayor o menor grado. En la mayoría de los artropodos, incluidas las arañas las hembras son más grandes que los machos.

En el caso de Misumena vatia, no solo el tamaño es diferente según el sexo, sino que hay muchas mas diferencias.

Las hembras, de 7 a 11 mm de tamaño corporal, tienen el prosoma de color blanco, verde pálido, amarillo o en algunas ocasiones marronaceo, con la zona en la que se encuentran los ojos de color amarillo.

 

 Imagen de un ejemplar hembra de Misumena vatia en la que se puede apreciar bien el color amarillo de la zona de los ojos


 Mismo ejemplar hembra de la fotografía anterior donde se aprecia toda la zona de color amarillo donde se sitúan los ojos

Su opistosoma es globuloso y  con una coloración igual de variable que va del blanco al verde pálido o el amarillo y en ocasiones rayas laterales de color rojo.

  
Hembra de Misumena vatia paseando camuflada en una hortensia.


 Hembra de Misumena vatia paseando camuflada bajo una hortensia.
 
Los machos, de 3 a 5 mm de tamaño corporal,  tienen el prosoma de color marrón oscuro o negro con la región de los ojos de color marrón brillante y su opistosoma de color marrón claro. Presentan además una mancha blanca en la zona media que alcanza la altura de los ojos y otras dos dorsales paralelas de color oscuro en el abdomen. Tiene el primer y segundo par de patas de color rojo pardo con anillos más claros, y los dos pares restantes amarillas. Los tarsos son de color amarillo.


 Macho de Misumena vatia a la busca de la hembra en la misma hortensia de la imagen anterior

Otra de las cosas que nos puede avisar que estamos ante un ejemplar macho de Misumena vatia, no es una característica anatómica ejemplo de dimorfismo sexual, sino algo derivado de la presión por la reproducción: a los ejemplares macho de Misumena, en muchas ocasiones les falta una pata debido a la lucha con algún otro macho por conseguir a la hembra, o por el ataque de algún predador cuando andaban despistados de flor en flor en busca de pareja.