lunes, 27 de noviembre de 2017

La vaca Parda de Montaña

En tiempos remotos existía un rumiante salvaje al que los celtas llamaban “Auroch” palabra que derivaba de “aur” que significaba salvaje y “och” que significaba toro. Era el Uro (Bos primigenius), que en latín se conocía como “urus”. Una de las primeras descripciones de este animal rumiante aparece en las notas que Julio César redactó sobre la Selva Herciniana en su obra Comentarios a la guerra de las Galias:

La tercera raza es de los que llaman uros, los cuales vienen a ser algo menores que los elefantes;
la catadura, el color, la figura de toros, siendo grande su bravura y ligereza. Sea hombre o bestia, en avistando el bulto, se tiran a él. Mátanlos cogiéndolos en hoyos con trampas. Con tal afán se curten los jóvenes, siendo este género de caza su principal ejercicio; los que hubiesen muerto más de éstos, presentando por prueba los cuernos al público, reciben grandes aplausos. Pero no es posible domesticarlos ni amansarlos, aunque los cacen de chiquitos. La grandeza, figura y encaje de sus cuernos se diferencia mucho de los de nuestros bueyes. Recogidos con diligencia, los guarnecen de plata, y les sirven de copas en los más espléndidos banquetes.”

(Julio César, La Guerra de las Galias, Libro VI, XXVIII. Edición con las notas de Napoleón. Traducida directamente del latín por J. Goya Muniáin y M. Balbuena, 1986).

Este ancestro salvaje de los bóvidos actuales sufrió varios procesos de domesticación en diferentes momentos y regiones del mundo que comenzaron hace unos 10.000 años. Mientras que en el subcontinente indio el bovino doméstico que aparece pertenece a la subespecie de Bos taurus indicus (Cebús) en Europa el típo de bóvido doméstico que aparece es el perteneciente a la subespecie Bos taurus taurus. En Africa, aunque existe alguna controversia parece claro que existió un proceso de domesticación de este Bos taurus diferente al que se produjo en Oriente próximo con el Bos indicus, que fue seguido por migraciones de bóvidos cebuínos algunos miles de años después. Existen evidencias de haberse producido un proceso de domesticación en la región del Sahara, independiente del que se produjo en Oriente próximo de donde se supone el origen de las poblaciones domésticas que llegan a Europa.

La península ibérica situada en el Sur de Europa y próxima as Africa consitutye una región que ha podido recibir influencias tanto de poblaciones bovinas provenientes del Norte como de otras provenientes de Africa. Mediante análisis genéticos de DNA mitocondrial se han encontrado evidencias de que los bóvidos africanos y europeos se habrían separado hace unos 25.000 años, es decir, ¡antes del proceso de domesticación!. El haplogrupo T1 de este material genético es originario del norte de África y su presencia en las costas occidentales de Europa tiene que ver con las migraciones de pueblos norteafricanos durante el Neolítico por toda la costa occidental de Europa. Este haplogrupo ha presentado una frecuencia minoritaria en Anatolia y Próximo Oriente y en Europa se ha localizado en razas de Portugal, España, Italia y Grecia aún siendo otro haplogrupo, el haplogrupo T3, el grupo característico de las poblaciones de ganado doméstico europeas. Su presencia en el sur de Portugal y Galicia (Orense) se había relacionado con un posible intercambio de ganado ocurrido entre el norte de África y la Península Ibérica durante la Edad Media, con motivo de la dominación musulmana en Al-Andalus. No obstante, el descubrimiento de un resto de bóvido recuperado en el yacimiento del Portalón de la sierra de Atapuerca (Burgos, España), datado por radiocarbono en 1.800 años cal. aC y asociado a este haplogrupo T1, ha permitido retrasar los intercambios de ganado vacuno a través del Estrecho de Gibraltar al menos hasta cronologías de la Edad del Bronce. Este resto de bóvido con el haplogrupo T1 forma parte de un conjunto de 13 muestras recuperadas del Portalón y asociadas a la Edad del Bronce.

Una vez explicado un poco cual es el origen de nuestra ganadería bovina en la Península ibérica, recordemos como clasificamos en la actualidad a nuestras razas de vacas:

Razas Autóctonas de Fomento

  • Asturiana de los Valles
  • Avileña-Negra ibérica
  • Toro de lidia
  • Morucha
  • Pirenaica
  • Retinta
  • Rubia gallega

Razas autóctonas en peligro de extinción

  • Albera
  • Alistana-Sanabresa
  • Asturiana de la montaña
  • Avileña-Negra ibérica (variedad Bociblanca)
  • Berrenda en Colorado
  • Berrenda en Negro
  • Betizu
  • Blanca cacereña
  • Bruna de los Pirineos
  • Cachena
  • Caldelana
  • Canaria
  • Cárdena Andaluza
  • Frieiresa
  • Limiana
  • Mallorquina
  • Marismeña
  • Menorquina
  • Monchina
  • Morucha (Variedad Negra)
  • Murciana-Levantina
  • Negra Andaluza
  • Pajuna
  • Palmera
  • Pasiega
  • Sayaguesa
  • Serrana Negra
  • Serrana de Teruel
  • Terreña
  • Tudanca
  • Vianesa

Razas antiguas sin reconocimiento oficial

  • vaca de la Axarquía

Razas integradas en España

  • Blonda de Aquitania
  • Charolesa
  • Fleckvieh
  • Frisona
  • Limusina
  • Parda
  • Parda de la Montaña


Hasta ahora he hablado en una ocasión de una raza autóctona de fomento: la rubia gallega; de una raza autóctona en peligro de extinción: laCachena. Hoy le toca pues a una raza integrada en España: la Parda de montaña.

Raza Parda de Montaña

La parda de montaña es una raza vacuna española creada hace mas de 160 años a partir del cruce de la raza parda alpina con diversas razas autóctonas españolas (mantequera leonesa, asturiana de la montaña y pirenaica, entre otras). Actualmente, se encuentra en Aragón, Navarra, La Rioja, Asturias, Cantabria, Castilla y León y Madrid.

La parda alpina (Ratina en Asturias, León, Zamora y Cantabria) es una raza autóctona y rústica vacuna originaria de los Alpes suizos de poca producción láctea y cárnica y adaptada a la montaña.
Desde el año 1956 hasta la década de 1970 el Ministerio de agricultura importó ininterrumpidamente todos los años lotes de novillas de parda alpina, procedentes sobre todo de Suiza, Austria, Alemania, Francia e Italia para venderlas a ganaderos Cántabros, de los Pirineos y de la submeseta norte. Se aprovechaban para un triple propósito, carne, leche y fuerza motríz, pasando a ser la raza más numerosa de la mitad norte y llegando a desplazar o extinguir por absorción a la mayoría de las razas locales preexistentes. Hoy en día en territorios como León o Cataluña existen razas locales descendientes íntegramente de ejemplares de parda alpina.

Razas de la generación pardo alpina:

  • Parda de montaña cantábrica (con núcleo en la provincia de León)
  • Parda de montaña pirenaica (con núcleo en la provincia de Huesca).
  • Parda de los Pirineos o Bruna dels Pirineus (con núcleo en la provincia de Lérida).
  • Parda suiza o Brown Swiss (originaria de Canadá y Estados Unidos).

La raza bovina Parda de Montaña se explota por su aptitud cárnica. Los efectivos de esta raza se agrupan mayoritariamente en explotaciones de tamaño medio con sistemas de producción extensivos, en los que predomina el aprovechamiento de pastos en terrenos montañosos. Se suele criar en sistema valle-puerto. En otoño y primavera los animales están sueltos pastando día y noche y con la llegada del invierno se recogen para suplementarles con paja, heno y pienso, en verano se suben a los puertos de montaña para aprovechar los pastos de montaña. Los terneros permanecen con las madres unos cuantos 4 a 6meses y se destetan para llevarlos al cebadero hasta los doce meses.

Se distribuye en todas las provincias de Castilla y León, a excepción de Valladolid. En Aragón, preferentemente en el Pirineo, con núcleos en la provincia de Zaragoza y en la montaña de Teruel. En Navarra se concentra en los valles cercanos a Aragón. Así mismo, se extiende por toda la Comunidad de Cantabria, principalmente en la Comarca de Liébana. En el Principado de Asturias, en el Concejo de Onís.

Hay constancia de la existencia de la Raza Parda en España desde los años 1.840, pero a partir del año 1.957 se ha intensificado la utilización de cruces con distintas razas autóctonas de la geografía
española, principalmente con las razas: Mantequera Leonesa y otras denominadas Morenas del noroeste, motivo por el que la mayor implantación de la raza siempre ha estado y está en la provincia de León.


La vaca de raza Parda de Montaña tiene una cabeza de tamaño medio, proporcionada, expresiva y con perfil frontonasal recto. Orejas horizontales, grandes y con abundante pilosidad blanca en su cara interior. Mandíbula potente, morro ancho con amplios ollares. Cuernos de sección circular, blancos con el extremo negro y con nacimiento en prolongación con la línea de la nuca. Se presentan en lira baja o en gancho, aunque está muy extendida la práctica del descornado. En los machos, suelen ser rectos hacia fuera. Ojos grandes, poco destacados y de mirada apacible. Los machos pueden presentar tupé. El cuello es fuerte, de mediana longitud y musculado, más compacto en los machos. El borde superior es recto en la hembra y destacado en los machos, que presenta un morrillo bien marcado. Papada escasa y con pocos pliegues. Buena inserción en espalda y cruz, sin angulosidades aparentes.

La cruz es de longitud y anchura media, poco destacada y redondeada, más marcada en los machos. Espalda larga, ancha, musculada, oblicua y con buena inserción al costillar. Dorso y lomo rectos, anchos y en línea con la grupa. Pecho amplio, mucho más potente en los machos, y con poca papada. Tórax amplio y profundo, con costillares bien arqueados. Vientre voluminoso en las hembras, siendo en los toros más recogido. La grupa está muy desarrollada y es ancha y ligeramente inclinada. La cola nace en línea con la grupa y es corta y fina. Los muslos están bien desarrollados y son musculosos, siendo más voluminosos y convexos en los toros. Las nalgas son también musculosas, llenas y descendidas, tendiendo a la convexidad.

Su capa es de color pardo uniforme, presentado degradaciones en zona inguinal cara interna de las extremidades y orla blanca entorno al morro. Ambos sexos pueden presentar degradación a lo largo de la línea dorso lumbar, más acentuado en los macho. El color pardo oscila desde el claro al oscuro discreto, aunque con preferencia hacia capa claras. Los machos suelen ser más oscuros. Pezuñas y mucosas son negras, aunque presenta testículos, ubre y borde externo de la zona vulva-anal despigmentados. La piel es robusta y elástica. El pelo fino y denso. Pueden presentarse animales algo rizados. Al nacimiento, el ternero presenta coloración blanquecina o rubia clara.

Las patas son de longitud media, fuertes y con buenos aplomos, aptas para desenvolverse en terrenos abruptos. Cañas medias y pezuñas duras, simétricas y proporcionadas.