Mi mujer es auxiliar de enfermería y una de las tareas que con mas cariño y desinterés la he visto hacer por un sueldo miserable y sin siquiera pensar en ello, es asear a los pacientes. Siempre he defendido como ella que lavar culos es una tarea digna, difícil y que requiere dosis importantes de profesionalidad, sensibilidad y cariño. Nunca la he oído quejarse de tener que lavar el culo de un paciente ni ninguna otra parte de su anatomía. Es parte de su trabajo y lo hace con delicadeza, dedicación y una importante dosis de cariño.
En España la higiene y el aseo del paciente es función compartida de los profesionales de enfermería aunque algunos "Diplomados" han dejado de hacerlo en contra de la normativa. Pero eso es harina de otro costal
Mi mujer también es estudiante de enfermería y una de las tareas que tendrá que hacer a pesar de que hay auxiliares de enfermería es lavar a muchos enfermos. Se que llegado el día lo hará como lo ha hecho siempre, con cariño y profesionalidad, por un sueldo miserable y casi seguro con un contrato precario y temporal. En este punto, se que como mi mujer hay mas profesionales de enfermería que se toman muy enserio su trabajo y nada les parece bajo o poco digno.
Yo soy médico y desde hace muchos años he visto como las auxiliares de enfermería de nuestro país lavan y cuidan con esmero y delicadeza a muchos pacientes, incluso algunos a los que yo simplemente hubiese chorreado con una manguera a alta presión visto el comportamiento déspota y maleducado que tenían con ellas.
No hace mucho, Ana Rosa Quintana se refirió despectivamente a esta atención profesional a los paciente. Para ella los profesionales de enfermería que emigran a Alemania buscando trabajo"van a lavar culos", como si esto fuese algo "poco digno y casi despreciable". La respuesta en la red no se ha hecho esperar y ya se ha pedido en Change.org que Ana Rosa rectifique públicamente estas palabras.
Yo soy médico por vocación y vengo de familia de médicos: mi abuelo paterno era médico, mi padre es médico y mi tío es médico. Se que todos en la familia tenemos respecto a este tema de enfermería la misma opinión y respeto, pero no todos nos sabemos expresar igual de bien. Mi tío Javier ha escrito hoy algo al respecto que me enorgullezco de copiar y pegar a continuación:
En una ocasión y con motivo de mi ejercicio profesional, fui llamado a consulta por la planta de geriatría como ginecólogo. Tenían ingresada a una viejecita que presentaba algo en sus genitales y el geriatra, que no deja de ser un médico de medicina interna, andaba algo perdido.
Cuando llegué a la habitación acompañado de la enfermera, me encontré, postrada en la cama, a una viejecita de unos 90 años, caquéctica (solo piel y huesos ) y medio adormecida que al tocarla yo acabó de despertarse, pero con una notable desorientación, abriendo los ojos como platos y mirando a todas partes como preguntándose “¿en dónde estoy?” . En la misma cama y separándole las piernas para hacer una inspección simplemente, no sin vencer con suavidad una cierta resistencia por su parte, observé que lo que tenía era una simple carúncula uretral, cosa frecuente en las ancianas y carente de importancia. De todas formas hice un tacto unidigital y discreta palpación suprapúbica al sospechar algo y abrí la puerta se conoce, a una catarata de pus (piometra ) que junto con las heces que expulsó hicieron que quedase “rebozada” , la pobre, en sus inmundicias. Ya tenía el diagnostico prácticamente. Me quite los guantes, salí de la habitación, me lavé las manos y me dirigí al ordenador del control de enfermería para escribir en su historia clínica. Ahí se quedó la ancianita con su enfermera y el carro con los elementos “ad hoc” para limpiar, lavar, secar, cambiar las sábanas, colocar el empapador y dejar a la paciente instalada confortablemente . Mientras iba saliendo de la habitación se me escurrían las lágrimas, primero porque esa señora seguramente era madre y todos tenemos una y segundo, por ver con qué disposición y cariño empezaba la enfermera con su obligación y su vocación, porque encima ganan una miseria. De ahí mi admiración, cariño y respeto por el estamento de enfermería del que nunca estaremos suficientemente agradecidos y mi tranquilidad, porque ahora que voy para ancianito, sé que llegado el momento habrá alguno de estos ángeles que en vez de alas llevan bata blanca, que me limpiará, lavará y secará para que esté confortable y sin ulcerarme.
Efectivamente, las enfermeras “lavan culos” y a mucha honra.
(Artículo en relación con las declaraciones de Rosa Quintana y tantos otros sobre que las enfermeras van a Alemania a lavar culos)
Barcelona, 30 de Noviembre de 2013
Ahí queda eso