sábado, 5 de enero de 2019

Un paseo por el río Fraga

Ayer decidí salir a pasear por la tarde aprovechando que aunque hacía frio, a media tarde se estaba bien y lucía el sol.

Me pareció un buen momento para desconectar y hacer parte de un sendero que hay en Moaña y que recorre la rivera del río Fraga, también llamado río dos ladrons. La verdad es que estuve con anterioridad en lugar una sola vez y hace años. No vi ladrón alguno. Es mas, es un sendero tranquilo y que transmite paz, que remonta el ría desde una playa (la playa de As Xunqueiras) hasta una pequeña cascada de este río que es una frontera natural entre las parroquias de Meira y Moaña.

Este río tiene tres zonas muy diferenciadas, a mi donde me gusta ir es a la parte mas alta del río, a la que se llega fácilmente desde el corredor del Morrazo, tomando la salida hacia Meira. En una pequeña curva, donde la carretera pasa sobre el río, dejo el coche y me introduzco de lleno en el bosque cruzando un pequeño puente de madera.


En este tramo alto, el río se nutre de muchas cuencas, recogiendo las aguas aguas de zonas próximas al monte Xaxán, como son O pozo da Maceira, O monte Sobreira, e incluso do monte Faro de Domaio y es donde el sendero es mas difícil de caminar, pero para mi el esfuerzo bien vale la pena.  En la actualidad hasta cuesta encontrar el sendero en algunos tramos y es fácil perder el cauce del río debido a la abundante vegetación y a que el río al profundiza por zonas a veces inaccesibles.

Guardo algunas fotografías de la primera vez que fui. Era cerca del verano y el ría llevaba poca agua, convirtiéndose a veces en un simple regato.


Y muchos tramos estaban cubiertos de ramas y árboles derribados en el invierno anterior.



Aún así había muchos tramos hermosos, llenos de árboles


Y hermosas pozas en las que detenerse a descansar



Esta vez, aunque con menos luz, esperaba tener mas agua, y no me equivoqué


Pude escuchar el canto del río con fuerza en la pequeña fervenza


y sentirme como un verdadero Vikingo, relajado y disfrutando del bosque y el agua


Subí un poco por encima de la fervenza, donde el sendero ya era peligroso de caminar y estuve contemplando entretenido a un petirrojo,


para después dar la vuelta y volver sobre mis pasos.

Fue una hora de paseo maravillosa.