Hace tiempo que no
escribo nInguna entrada en el blog y eso se debe a que estado ocupado
y entretenido haciendo algo que tenía bastante olvidado.
Como el diablo
cuando se aburre espanta moscas con el rabo, yo decidí un buen día
que estaba un poco aburrido durante una guardia nocturna
interpretando una gasometría, que después de tantos años haciedo
lo mismo, bien podía haber hecho un programa de ordenador que
hiciese por mi los cálculos, para no tenerlos que repetir una vez
tras otra.
¡Pues pensado y
decidido!
Cuando llegue a casa
instalé en el ordenador el entorno de programación Lazarus,que es una especie
de clon Free del Borland Pascal. Es un IDE multiplataforma compatible
con Delphi para el desarrollo rápido de aplicaciones.
Como hace años
habia utilizado el Borland Delphi y el que ha montado en bicicleta
nunca se olvida, no fue dificil empezar a programar una calculadora
en la que tras introducir los parámetros de una gasometría hiciese
los cálculos que a mi me interesaban.
Lo que en realidad me ha llevado mas tiempo ha sido preparar bien lo que quería que
hiciese mi calculadora gasometrica o “GasCalculator” como he
decido llamarala. Una especie de Terminator gasométrico XD
Despues la cosa era
escoger que fórmulas utilizar, construir la idea, compilarla,
probarla, depurar los fallos y hacerle un manual de ayuda.
La cosa no quedó
mal y enseguida mi mujer me dijo “¡te la van a pedir!”
Bueno, me parece
bien, pensé yo, haré una versión Shereware que cueste el precio de
una caña. Si me invitan a una caña, les doy un código que haga que
el programa esté registrado a su nombre y si no lo registran,
funcionará pero con incomodidades.
Esto han sido mas
horas de diversión programando, pues hubo que añadirle varias
cositas al programa y hacer el generador de claves. XD
Cuando ya estaba
decidido como quedaría GasCalculator vino el problema de la compilación.
Resulta que yo
trabajo en casa desde hace mucho con una distribucion Linux, pero en
el trabajo tengo que sufrir el tedioso sistema operativo de
Microsoft, con lo cual debería hacer una compilación cruzada desde
Linux a Windows.
En este punto,
Lazarus venía a ayudarme mucho, pues puede hacer compilaciones
cruzadas con facilidad porque está preparado para ello.
Pero tuve la mala
suerte de encontrarme problemas con Make para instalar la compilación
cruzada y de momento no he sabido resolverlos. Asi que instalé una
versión de Lazarus para Windows a través de Wine y compilé de esa
manera para Windows.
No iba a ser todo
tan fácil. La ley de Murphi entró e juego y tuve problemas con el
código al compilar para Windows. Como el progama trabaja con números
reales y a Windows le da por usar comas donde Linux utiliza puntos,
tuve que cambiar en el código fuente unos cuantos "." por "," y unas
cuantas "," por ".". Eso no fue problema, pues me llevó poco
tiempo. ¡Lo que me llevó tiempo fue darme cuenta que el problema
que tenía de malfuncionamiento de la calculadora en Windows era
debido a eso y no errores mios con la aritmética de punto flotante y los logaritmos naturales!.
Bueno, finalmente
acabé la primera versión de GasCalculator y le hice un manual de
ayuda. No me compliqué la vida. Formato HTLM y arreando.
La cosita me parece
que no ha quedado mal, aunque he de reconocer que es mas chula la
versión para Linux que la versión para Windos.
Dejo una captura de
pantalla de la ventana principal de la aplicación para cada sistema
operativo.
Versión de GasCalculator para Linux
Versión de GasCalculator para Windows
Ahora lo que queda es llevármela al curro, ver si me la piden y si me invitan a cervezas!
Por cierto, que el programa será pequeño, pero hasta tiene un huevo de pascua :)
Desde
que leí el capítulo sobre los Crackers Españoles del libro de
Mercé Molist Ferrer, Hackstory, no puedo dejar de pensar en eso de
que “tiempos pasados siempre fueron mejores” y me viene a la
cabeza un recuerdo tras otro de aquella maravillosa época. Tanto es
así, que llevo días pensado en darles forma de alguna manera.
Quizás escribir de ello en mi blog sea un comienzo o quizás sea
simplemente un desahogo y no llegue a nada mas. Eso sí, tendré
muy en cuenta el dicho de que “los tontos hablan del pasado, los
sabios del presente y los locos del futuro”. Contaré pues un poco
de como fue aquella época, recordando el pasado, pero con los ojos
bien puestos en el presente. El futuro, sabe Dios que nos deparará.
De momento conformémonos con debugar el pasado para poder entender mejor
nuestro presente y crackear nuestra realidad, pues así es como el futuro se
va haciendo presente y el presente se va haciendo pasado.
Para
que entendáis de que voy a hablaros, de entrada debéis situaros en
los años 80 y 90, en España, un país que había salido de una
larga dictadura de 40 años.
Yo
tenía por aquel entonces, cuando murió el dictador en 1975, la
corta edad de 8 años. Pasé esa época de mi mas tierna infancia
estudiando en un colegio público (hoy me siento afortunado de ser de
los que hizo la EGB) y jugando a las canicas, las chapas, el trompo y
el churro, mientras mis padres iniciaban un largo y reñido proceso
judicial de separación matrimonial, porque de aquellas ¡aún no
había ley del Divorcio! Fueron años difíciles para un crio, pero
interesantes también en lo social, pues viví años de apertura,
ansias de libertad y revolución social. En lo que a mi respecta,
descubrí el tabaco y me inicié en el vicio de fumar con precocidad
y comencé a prestar algo de atención a la política en el momento
que pegaba fuerte la UCD de Adolfo Suárez. ¡Creo que esa fue la época en la que comencó a despertar mi mente!
Después
los problemas de política ya se hicieron algo habitual y opinaba
sobre ellos y me iba haciendo mis opiniones de Calvo Sotelo, del
Gobierno Socialista de Felipe González y Alfonso guerra, del
alcalde de Madrid Tierno Galvan, de Fraga Iribarne, del retornado
Carrillo… en fin, de la derecha y de la izquierda política
española y de la vida y sus vicisitudes. Conocí lo que fue la puta
ETA durante su etapa mas sangrienta y también al Grapo, cuando aún
no habían decidido colgarse del cuello en sus celdas sin saberlo
incluso ellos mismos. Las cosas comenzaron con atentados que
convertían a los ministros en Astronautas (me acuerdo de haber visto
en la televisión el vuelo de Carrero Blanco y recuerdo que en la
calle se cantaba que ese hombre había “nacido en tierra, vivido en
el mar y subido al cielo en un Dodge-Dart”) y el gobierno no tardó
en aprender a responder con guerra sucia. En lo social, el país
parecía que comenzaba a desmadrarse, como hacen los niños cuando
salen al recreo después de haber estado 5 horas seguidas encerrados
o como los toros cuando salen al coso ciegos desde toriles,
embistiendo a todo lo que tienen por delante. Los 40 años de
dictadura (periodo que después conocería como un “Franconio”)
trajeron una apertura cultural y apareció La Movida Madrileña y la
irrupción a lo bestia de las drogas. ¡Que suerte que yo aún era
demasiado pequeño para todo eso!, cuando me llegó la edad, ya había
mas información y yo era mucho mas listo.
Cuando
tenía ya mis 15 años, corría el 82, la movida estaba pegando sus
últimos coletazos, pero sin embargo aún quedaban los verdaderos
grupos de rock como Leño, Barón Rojo, Obús y otros de punk, como
la Polla Records, Eskorbuto, El último ke Zierre y La Uvi. Yo me fui
a vivir a Galicia con mi madre y allí pegaban fuerte, en Orense Los
Suaves y en Vigo los que en su día fueron Maricruz Soriano y los que
afinan su piano, reconvertidos a los muy cachondos Siniestro total.
Eran tiempos en los que escuchaba a diario Golpes Bajos, Germán
Copini y mucho mas Rock extranjero y nacional. Leía mucho y
criticaba todo y sobre todo, tenía muchas ganas de aprender cosas
nuevas y llevar la contraria. Pero no todo era hermoso, para los mundiales de futbol ese año escogieron una mascota espantosa, el "Naranjito".
En
el panorama internacional, la década de los 80 terminaba con la
caída del muro de Berlín que dividía a Alemania y a Europa en dos
tras el final de la guerra mundial y la época de los 90 se iniciaba
con la caída del comunismo en la Unión Soviética y el final de la
guerra fría. Ahora mandaban los Yanquis, cosa que tampoco nos
gustaba a muchos de los de mi generación. Nosotros fuimos esos
Españolitos que se declaraban los últimos Insumisos y de los
primeros que comenzamos a dejar de ir a la Mili para hacer una
Prestación Social Sustitutoria. Así fue como llegue a los 90, con
todo confabulado en lo social y en lo personal para hacer de mi,
antes o mas tarde, un cracker de pro.
Justo
cuando terminé los seis años que dura la carrera de medicina y
tenía que pensar seriamente en ganarme yo las habichuelas, vinieron la Expo de Sevilla, con su no menos espantosa mascota “Curro”
y
las Olimpiadas del 92, con Cobi, que parecía un perro recién
atropellado por un automovilista ebrio.
Fueron otra vez años duros
en los que debía opositar y presentarme al MIR para conseguir
estudiar una especialidad y después trabajar. Sin la especialidad en
algo, un médico en España en esas fechas solo tenía dos opciones,
o apuntarse al paro y preparar la oposicón, o marcharse del país.
La opción de “nini” por aquel entonces era impensable para
nosotros y no existía. Tardé dos años en sacar la puñetera
oposición, el famoso MIR, cosa que hice con buena nota y pude
escoger la especialidad en Medicina que quise en el lugar que
deseaba, sin problemas. Me puse a ello y durante esa época viví
también cambios importantes; pero las cosas ya me parecía que iban
a menos: a Jesulín de Ubrique le tiraban bragas y sujetadores al
coso mientras le cantaban “Tora, tora, tooooora...” y Chiquito
de la calzada en la televisión contagiaba a la mitad de los
Españoles haciendo que después pareciesen gilipollas al
hablar...Jorrrl, que fistro de País, ¡por la gloria de mi madre!
Y ya
hemos llegado donde yo quería. Estudiando mi especialidad de
Medicina, tuve mi primer contacto con un Ordenador y descubrí el
cracking de software como un reducto aparte con buena gente,
inteligente, que seguía con ganas de aprender y de llevar la
contraria. Muchos pensarían que para eso yo ya era viejuno, porque
la mayoría de los crackers eran mas jóvenes, pero ellos nunca lo
vieron así. Ya conté en una entrada anterior como fue aquello y a lo que me llevó. Lo que quiero contaros ahora es como era la situación que vivía la
informática y el Software en nuestro país desde el punto de vista
de un usuario terminal como lo era yo.
Fue
precisamente en 1992, a raíz de la promoción de un juego para
ordenador (el Wolfenstein 3D), cuando se comienza a hablar del
Shareware en la calle. Hasta entonces ese había sido un “palabro”
casi reservado a los informáticos. Resulta que este juego, en el que
un prisionero Americano tiene que escapar de una fortaleza en la que
le tienen encerrado los Nazis, fue lanzado comercialmente en CD
distribuyendo gratis una versión en la que solamente había un
episodio de los tres de los que se componía el juego. Cada uno de
los episodios contenía 10 misiones, por lo que el que se hacía con
el CD podía jugar esos 10 niveles. Al terminar los niveles aparecía
la opción de compra. Con un poco de suerte, según la manera de
pensar de la compañía que distribuía el juego, los que probaban
esta versión podrían engancharse al juego para luego comprar la
versión completa con los tres episodios e incluso alguna expansión.
Los CD además se podían copiar (cosa que deseaban ampliamente los
distribuidores) y de esa manera llegar a captar mas usuarios
dispuestos a pagar por el programa completo sin tener que gastar mas
dinero ellos en la propaganda. Es precisamente esta práctica de
sampling de aplicaciones de software propietario, limitadas en su
funcionalidad o nivel de prestaciones, o bien en su uso en el tiempo
(periodo de prueba) lo que se conoce con el nombre de Shareware. El
término claramente deriva de share (compartir) + ware (terminación
de software).
El
término en realidad es mas antiguo que el Wolfenstein 3D, pues fue
acuñado por el programador de software Bob Wallace en 1983, cuando
decide distribuir su programa PC-Write (un procesador de texto para
DOS) con un tipo de licencia, que al precio de 10 dolares te permitía
la copia y distribución del programa. Sin embargo, la compañía
distribuidora del software (Quicksoft,) solo daba servicios
adicionales como soporte técnico telefónico, acceso al código
fuente y un manual en papel, a los que le pagaban 75 dólares. Si
alguien pagaba los 75 dólares, el comprador de la licencia del
programa que se había distribuido haciendo esa copia recibía 25
dólares por haber difundido el programa entre otras personas
mediante copias gratuitas. La idea funcionó muy bien, pues Quicksoft
llegó a tener 32 empleados y ganó más de 2 millones de dólares.
Pero
no fue Bob el primero en utilizar ese sistema de distribución de
Software, pues ya lo utilizaron en 1982 dos programadores americanos:
Andrew Fluegeman que había hecho un programa de telecomunicaciones
para computadoras IBM llamado PC-Talk y Jim Knopf que programó uno
de gestión de la computadora (PC-File). Ambos programadores
decidieron evitar costes en la promoción y distribución de sus
programas utilizando la difusión por canales hasta entonces no
habituales, dada su novedad, fundamentalmente las BBS (Bulletin Board
System). Solamente pagaba el que quisiera actualizaciones, ver como
el programa se iba desarrollando poco a poco y opciones de
mantenimiento y servicios informáticos. Por ejemplo, si querías una
copia del PC_Talk, debías enviar un disquete formateado para DOS a
una dirección de correo de California donde estaba la sede de
Freeware, la compañía que había creado para hacer esto “ad hoc”.
Fluegelman además de su programa, difundió el código fuente y como
consecuencia perdió rápidamente el control sobre el mismo ya que
otros programadores utilizaron su código fuente original para
mejorarlo e implementarlo y hacer sus propios programas. Knopf sin
embargo mantuvo el código fuente de su programa a buen recaudo y fue
solamente él quien se dedicó a las actualizaciones y mejoras,
llegando a crear ButtonWare, Inc, una compañía de software que se
hizo multimillonaria. Puede considerarse entonces que el verdadero padre del Shareware fue Jim Knopf.
Llegado
a este punto hay que decir que lo que entendemos hoy por Freeware no
es lo mismo que entendía Fluegelman, aunque este se apropiase
inicialmente del término. Hoy en día se entiende por freeware a
todo software que se distribuye sin pagar por su licencia, es decir,
gratis, pero que mantiene restricciones en su copyright no pudiéndose
modificar, vender o distribuir libremente. De hecho, el software que
además de distribuirse sin cobrar por la licencia y que no mantiene
restricciones de los derechos de autor es lo que se denomina
software libre. Incluso dentro de este software verdaderamente libre,
podemos tener varios tipos, dependiendo si se permite manipular su
código fuente (código abierto) o no. Pero no quiero hablaros del
software libre sino del Shareware en los años 90 en España.
A
estas alturas y con todo lo que os he contado hasta ahora, ya
deberíais de tener claro que el Shareware es una forma de promoción
y marketing de software en la que un programa informático se
distribuye de manera gratuita, pero con limitaciones y aquel usuario
que desee eliminarlas debe pagar por ello. Las limitaciones pueden
ser de apoyo y servicio informático y acceso a las actualizaciones,
como hicieron originalmente Fluegelman y Knopf o de prestaciones
funcionales del programa por las que este ofrece algunas
herramientas, pero si el usuario compra la licencia correspondiente,
dicha cantidad de herramientas se amplía, o bien pueden ser
limitaciones temporales de uso del programa que sólo puede emplearse
una cierta cantidad de días y pasados estos se bloquea. El programa
shareware se puede instalar, usar e incluso distribuir libremente,
sin coste económico alguno, siempre que no se desensamble y
modifique su código.
Los
años 90 fueron unos años especialmente buenos en nuestro país para
el shareware, pues los ordenadores de sobremesa ya eran un objeto
habitual en las casas para los mas jóvenes, y el uso indiscriminado
de los flopis o disquetes para copiar programas hizo que la necesidad
de mas espacio de almacenamiento diese paso al CD-ROM (sigla del
inglés Compact Disc Read-Only Memory) que se encontraba en
desarrollo desde 1985. En esos años, la prensa informática había
encontrado un espacio de mercado nuevo con un nuevo consumidor y
comenzó a sacarle buen partido. Comenzó a ser de lo mas normal que
las revistas de informática trajeran un CD con decenas o cientos de
programas shareware para probar. ¡Yo guardo muchísimos de ellos! A
continuación os enumero los nombres de algunas de las revistas de
las que guardo muchos CD llenos de Shareware: Hot Shareware, CD
Shareware, PC Plus, PC Actual, Home PC, Personal Computer, PC Manía,
más PC, PC Pro, CD Actual, CD Media, Computer Hoy, Computer !dea,
Gratis PC, Classic CD, CD Dingo, Netsurf, CD Web, SuperCD, S.O.S
PC, Family PC, PC Magacine, CD Util… y un largo etcétera que hacía
las delicias de los crackers.
Curiosamente,
esos fueron también los años en los que la industria del software
propietario lanzaba campañas para luchar contra la copia
indiscriminada de sus programas sin descanso, como la del Don’t
Copy That Floppy de 1992. La cantidad de disquetes que tenía por
aquel entonces con copias de software para mi ordenador, era ingente.
¡ Incluso le compré de segunda mano a un amiguete una unidad ZIP de Iomega para aligerar espacio! Aún la guardo con cariño. Hoy parecerá
broma, pero con ese dispositivo periférico de almacenamiento
llegamos a conseguir como máximo una capacidad de almacenamiento de
750 MB con las últimas generaciones de discos Zip ¡Y nos parecía
todo un lujo!
En
lo que respecta a los sistemas operativos y los ordenadores
personales, en 1990 Microsoft había lanzado su Windows 3.0 y en 1995
sacó el espectacular Windows 95, con el que muchos usuarios recién
llegados a la informática como yo, comenzamos a experimentar. Los
cambios en el sistema operativo de Microsoft eran espectaculares
aunque por debajo seguía corriendo un DOS. El entorno gráfico que
hoy nos parece de lo mas cutre, por aquel entonces era algo casi
mágico, con una barra de tareas y un botón de inicio que antes no
había, y además el sistema operativo soportaba el Plug and play.
Era el momento ideal para la proliferación del Shareware y como no,
de ¡los crackers de software!
Se
ha calculado que en 1994 en España había unos 20.000 ordenadores
con conexión a la red e Ibertex de Telefónica tenía más de
400.000 usuarios. En 1995 se lanza Infovía y posteriormente
InfoVíaPlus, una red que hacía de intermediaria entre el usuario e
internet, y se crea la Asociación de Usuarios de Internet (AUI); en
este momento había más de 42.000 ordenadores conectados a Internet.
En 1996 se calculaba que en España de todas las personas que
disponían de un ordenador, solamente el 1% tenía una, por aquel
entonces, primitiva conexión a internet. La conexión se hacía por
línea telefónica con un módem de 56 kbps y solamente había tres
grandes empresas que ofrecían conexión-ISP: Teleline, Arsys y
Servicom. El año 1996 terminó con 320.000 internautas en España,
pero las conexiones a internet seguían siendo pocas y lentas. Se
podría decir que los internautas al principio casi eramos bichos
raros y para muchos Internet iba a ser solamente una moda pasajera.
Recuerdo como en 1996 apareció
el primer
buscador español: Olé ("Ordenamientos de Links
Especializados"). Posteriormente tras comprarlo telefónica
pasaría a ser Lycos. Otro buscador que apareció fue el de Ozú, y
este increíblemente duró hasta hasta 2012.
Precisamente
el que las conexiones a red no fuesen tan buenas ni rápidas como las
de hoy, fue uno de los factores que considero que fueron
imprescindibles para la aparición de los crackers de software. Por
un lado habían proliferado las revistas en papel que incluían
abundantes programas shareware, por otro lado podían comenzar a
hacerse copias de los programas con facilidad en CD desde los
ordenadores personales en casa y finalmente, una conexión a internet, aunque fuese lenta, permitía que los crackers pudiesen conseguir información
valiosa en forma de texto plano o se pudiesen juntar en canales y
salas de chat para hablar y compartir sus conocimientos y sus herramientas. Se usaba por
aquel entonces el IRC con el programa mIRC
o el programa ICQ que
tenía su propio protocolo de comunicaciones.
Es mas, por aquella
época, podíamos hacer con facilidad conexiones peer to peer entre
nosotros, que si que eran rápidas para la transferencia de archivos
ya que conectabas dos computadoras entre sí directamente. Sin
embargo, hoy en día con el internet más rápido que tenemos y las
tiendas online de aplicaciones, tanto de iOS como la tienda e
Microsoft, así como las similares para macOS, Androyd, Google Play y
el desarrollo del software libre apuntalado sobre múltiples
distribuciones de Linux, el shareware ya no tiene prácticamente
sentido. Por lo menos, no como lo conocíamos por aquel entonces. De
todas formas la transición no fue del todo brusca y se llegó a
vivir un momento en que la velocidad de red era rápida y el
Shareware ya no se distribuía en CDs con revistas, sino que se podía
descargar de servidores de la red que contenían webs especializadas
en el tema. Llegaron a ser abundantes y en esas fechas, los crackers
nos conectábamos a servidores mediante FTP y bajábamos el software
para crackear de la red después subíamos los Cracks o los parches
lo mas rápido posible, en una carrera contrareloj para ver quien era
el que conseguía hacer un 0 Day, es decir, subir a la red el parche
o el crack de una versión de un programa que se había colgado en la
red ese mismo día. Eso llegó a ser divertido, pero lo único que me
impulso a mi a ser cracker y crackear fue siempre el hambre de
conocimiento y las ganas de compartirlo. Bueno, eso y una filosofía
particular de la vida que compartimos los crackers y que no nos
abandona nunca.
La
verdad es que yo conocí el shareware el mismo día que compré mi
primero ordenador, con su Windows 95 de serie por el que me hicieron
pagar una pasta, que ahora no recuerdo cuanto fue, pero que me dolió
casi tanto como una patada en los mismísimos testículos. Además de
que el mueble era un verdadero muerto, el monitor feo de cojones y
con un culo enorme, yo no veía como ese cacharro, que había
escuchado que no era nada fácil de utilizar para alguien que no
supiese absolutamente nada de informática como yo, me iba a ayudar
en el trabajo.
Pues
no solo me ayudo en el trabajo, sino que además me abrió las
puertas a un mundo nuevo. De entrada me descubrió que la informática
era apasionan,te, la computación entretenida e hizo de mi un cracker
de software. Todo eso mientras estudiaba mi especialidad en Medicina
y hacia guardias una detrás de otra. La verdad es que fueron años
en los que estuve ocupado y aprendí de nuevo muchas cosas.
Según me puse a
crackear fui conociendo diferentes tipos de shareware disponibles en
el mercado. Todos los intentaba crackear y poco a poco me fui
formando una idea de clasificación del mismo.
Existían
diferentes tipos de shareware disponibles en el mercado al menos, a
los que yo podía echar mano al comprar mis revistas con sus CD
incluidos. La mayoría tenían que ver con el tipo de licencia con la
que se distribuía el programa. Uno de los tipos de shareware que
uno se podía encontrar con mas frecuencia era el software de tipo
“Trial”, versiones de prueba de un programa que se distribuye con
limitaciones. La idea es que el usuario terminal lo pruebe y si le
gusta se compre la versión completa y sin limitaciones.
Las
limitaciones que solían tener estos programas eran la limitación
en el número de ejecuciones del programa, la limitación del tiempo
que el programa permanecía funcional una vez instalado en el
ordenador, o del tiempo que se mantenía e ejecución una vez
lanzado, la existencia de algunas funciones deshabilitadas (una de
las mas frecuentes era la opción de “guardar”, que hacía al
programa prácticamente inservible), o la limitación en el número
de veces que se utilizaba esa función y finalmente el que de forma
involuntaria añadiese firmas, marcas de agua o recuerdos de que el
programa era shareware en los proyectos que hicieses.
A
estos programas se les ha llamado Trialware o Demoware. Muchas
personas hacen sinónimos estos términos, pero recuerdo como los
crackers de software los solíamos diferenciar. Para nosotros era
Demo y no Trial, el programa que tenia funciones o partes no
funcionales no porque estuviesen desactivadas o limitadas en el
número y forma de ejecuciones, sino porque el código que dicha
función requería para funcionar no se encontraba escrito en la
versión que se distribuía.
Una
Demo de ese tipo, pocas veces interesaba crackearla, pues nadie iba a
ponerse a reconstruir un programa mutilado. Sin embargo los Trial nos
ofrecían horas de diversión y cuantas mas limitaciones tuviesen,
mas nos divertíamos y teníamos que investigar en ellos. Cuantas
veces descubriendo la subrutina que generaba la clave de registro
habías solucionado ya todos los problemas, pero se seguía
investigando para aprender a activar funciones y botones y cambiar o
eliminar tales o cuales ventanas del programa. Por cierto, a los
programas shareware que bloquean varias características de uso
durante la etapa de prueba los denominamos Crippleware.
Pero
hay que decir que para los crackers lo importante era aprender, no
solo obtener las claves de registro, y compartir ese conocimiento con
el grupo. Teníamos claro que cuanto mas compartiésemos, mas
aprendíamos y mejor lo pasábamos. Además, el estudio de como
funcionaban estas limitaciones en los programas no solo nos hacía
aprender del software que analizábamos, sino también de como
funcionaba nuestro propio sistema operativo, pues muchas de las
limitaciones del programa shareware, como las limitaciones por tiempo
o por número de instalaciones, o la activación y desactivación de
funciones escondían códigos en diferentes lugares de tu sistema
operativo, como
por ejemplo, en el registro de Windows. Por esta razón si se borran esas claves
y se volvían a instalar las versiones shareware, volvías a iniciar
el proceso de evaluación del programa. Todo esto obligaba a estudiar
que era el registro del sistema operativo y como funcionaba, que eran
los archivos. Ini o los .key. Nunca dejábamos de aprender cosas
nuevas.
Los
cracker diferenciábamos además otro tipo de shareware que muchas veces
se combinaba con el anterior, y que distinguíamos por un
comportamiento que en especial nos irritaba bastante. Me refiero a
las Nagscreen, esas ventanas que aparecían al iniciar o al cerrar el
programa y en algunas otras ocasiones al activar alguna función
concreta o incluso programadas por tiempo, y que no hacían otra cosa
que recordarte que el programa era shareware, que lo tenías que
comprar y mandaban propaganda molesta. Incluso había programas en
los que el programador había ideado una maldad especialmente molesta
e irritarte: la Nagscreen tenia al menos dos botones y si uno era
para cerrar la Nag y otro para cerrar el programa, con cada ejecución
de programa o con la apertura de la Nagscreen, la posición de los
botones sufría una permutación, con lo cual se facilitaba el error
de que el usuario cerrase por completo el programa cuando quería
solamente cerrar la Nascreeng. A los programas shareware que
utilizaban este tipo de ventanas tan molestas se les denominó
Nagware, Begware o Annoyware. Si no recuerdo mal, alguno de estos
programas eran el WinZip, el WinRAR y mIRC. Los tres me los había
crackeado yo mismo y los tres los usaba a diario.
Respecto
a las Nagscreen, diré además que no hay que confundirlas con esas
otras ventanas que aparecen al inicio de un programa, antes de que
este cargue su interfaz completamente y que suelen incluir los
logotipos y diseños del programa o la casa de software que los
comercializa. Esas ventanas se denominan “Splash” y en programas
shareware se utilizaban aveces también para recordar el carácter
del programa. Como eliminarlas sin afectar la carga del resto del
programa, era otra cosa que debíamos de hacer los cracker. Esto
nunca nos dio problema a nadie que yo sepa, pero si que nos
entretuvo.
Mientras
el Shareware se mantuvo sano en el mercado, yo seguí crackeando
software, pero a medida que la conexión a internet mejoraba y las
comunicaciones entre los crackers parecía que se facilitaban, vi
como la WWW iba cambiando y la aldea global que tan felizmente
ocupábamos grupos tan variopintos, cambiaba. Muchos crackers se
hacían mayores, como me había pasado a mi antes y el cracking como
yo lo conocí, fue decayendo. Ahora no encuentras a casi nadie en
#Crackers del irc-hispano y mi cuenta de ICQ que aún conservo con su
UIN hace muchos años que no hace “Cu-cú”.
De
vez en cuando, cuando tengo tiempo libre miro en la red como está la
cosa del Warez y busco páginas de Cracking nuevas. Es nostalgia y
una manera de pasar el tiempo como otra cualquiera. Incluso he
llegado a pensar en que pasaría si hago una copia de la Web de
Cracking que tenía en aquellos días y la subo a un servidor con
todos los tutoriales que tenía.
Mas que nada, sería como ofrecer
una pieza de museo para que los interesados en la historia de
internet y en particular en el cracking de software en España, la
contemplen de vez en cuando. Posiblemente haya mas crackers retirados
que añoren esas cosas. Quizás entre en el canal #Crackers del
irc-hispano y pregunte que parece la idea. Probablemente no me
conteste nadie, parece que esa es la tónica entre los pocos que
están en ese canal.
Los crackers de antes y el Shareware me da la impresión que estamos a estas alturas como el Naranjito
Ayer
me dió por actualizar mi Ubuntu a la versión 18.04.3 LTS y tras ello me
encontré con un problema: cuando iniciaba el PC me encontraba con el
siguiente mensaje de error:
La
primera vez que lo vi, pulsé la opción de “Ejecutar esta acción
ahora”, como es lógico, pero el proceso se me quedaba colgado.
Revisando
un poco el problema averigüé que en mi equipo si que estaba
instalado sin problemas aparentes el Plugin para Flash y que el
mensaje de error salía porque en su momento al actualizar el SO
había habido un problema con el paquete ttf-mscorefonts-installer
que se utiliza para descargar archivos de fonts de Microsoft (estos
archivos están disponibles gratuitamente por Microsoft) y había fuentes no instaladas.
Intenté
descargar estos archivos directamente desde la línea de comandos y
aceptar el EULA escribiendo en una terminal
sudo
apt-get install ttf-mscorefonts-installer
pero
cuando llegaba al punto en el que se me avisaba de que se estaban
procesando los disparadores fontconfig (2.12.6-0ubuntu2) …,
aparecía el siguiente mensaje de error que me interrumpía la
descarga e instalación
libdvd-pkg:
Checking orig.tar integrity...
/usr/src/libdvd-pkg/libdvdcss_1.4.2.orig.tar.bz2:
La suma coincide
libdvd-pkg:
`apt-get check` failed, you may have broken packages. Aborting...
por
supuesto, la opción sudo apt-get install
--reinstall ttf-mscorefonts-installer me daba el mismo error.
Intenté
arreglar paquetes rotos de apt pero tras ello al volver a intentar la
instalación con cualquiera de los comando anteriores, obtenía la
misma respuesta de error.
La
solución fue la siguiente:
1)
Reconfigurar el archivo libdvd-pkg, para lo cual introduje el
siguiente comando en la terminal
sudo
dpkg-reconfigure libdvd-pkg
2)
Reinstalar el archivo con el comando
sudo
apt-get install --reinstall libdvd-pkg
De
esa manera libdvd-pkg: guest package [libdvdcss2/1.4.2-1~local] is
already installed. :)
3)
Después de nuevo sudo apt-get install--reinstall ttf-mscorefonts-installer
acepté
el EULA y se instalaron las fuentes sin problema.
Con
el próximo reinicio del SO ya no apareció mensaje de error alguno.
Espero que esto sirva a los que tengan este problema tras actualizar a Ubuntu 18
Hace mas de diez años, una noche en la que me sentía solo, decidí dirigir mis pasos hacia el monte de la Curota y ver como anochecía. Me llevé mi cámara fotográfica Nikon de segunda mano y un trípode, porque si mis escasos conocimientos me lo permitían, haría alguna fotografía.
La Curota es una montaña de 618 metros de altura que se encuentra en A Pobla do Caramiñal, en plena comarca de El Barbanza. Yo conocia algo ese monte porque estuve trabajando en Riveira, en el Hospital del Barbanza, cuando era una fundación. De hecho, mi primer hijo nació allí, por lo que es Barbanzón de nacimiento aunque después, la mayor parte del resto de su vida haya estado viviendo en Villagarcía.
En el monte de la Curota hay un mirador situado a los 498 metros de altura desde el que hay unas hermosas vistas de las Rías Bajas. Si hace buen día, uno puede ver todo el litoral comprendido entre el Cabo de Finisterre y el Monte de Santa Tecla, en la frontera con Portugal. Se ven bien las rías de Arosa, Pontevedra, Vigo e incluso Muros y Noya, así como la Isla de Arosa con su puente, la Toja, Sálvora, Ons, Cíes y Cortegada.
Cuando hay luna llena, es impresionante la vista desde ese mirador. Siempre que lo recuerdo me prometo que he de volver un día, cuando se den las condiciones, con mi cámara y buen abrigo. Pero al final, por una cosa o por otra, siempre lo aplazo.
Hace mas de diez años, cuando fuí de noche al mirador de la curota, no había luna llena. Llegué antes de que anocheciera porque quería ver como caía la noche sobre las rías. Sin embargo, no pude evitar sentir una tremenda emoción cuando ví ponerse el sol por el atlántico, justo dando la espalda a las rías y llevarme una fotografía de recuerdo que siempre me trae recuerdos y me emociona.
¡Cuantas vueltas ha dado mi vida desde entonces!
Ayer, me enseñaron casi la misma fotografía hecha hacía escasas 24 horas y durante el día, y me trajo tantos recuerdos que desee rescatar mi fotografía de nuevo.
Hoy, como aficionado al bicherío, la entomología, la naturaleza y la fotografía, os daré mi opinión de porqué hacer mas de un disparo a un mismo insecto cuando salimos con nuestra cámara fotográfica a dar un paseillo.
Hay razones mas o menos obvias para hacer mas de un disparo fotográfico a un mismo motivo, como por ejemplo ejercitarnos como fotógrafos, asegurarnos una fotografía completamente enfocada o con una composición mas bonita o con mejor luz. Pero los que hacemos fotografías de insectos tenemos un motivo adicional, la ayuda a la correcta clasificación del espécimen.
Cuantos disparos hacer depende de cada uno, de su experiencia y de su paciencia, pero está claro que hoy en día con la fotografía digital no debemos ser cutres, ya que el coste del disparo y del proceso de revelado es prácticamente nulo y ha abaratado muchísimo nuestra afición. Eso sí, demasiadas capturas pueden hacer que nuestro trabajo posterior de procesado de la imagen consuma mas tiempo; así que ajusta tu número de disparos dependiendo de lo que te guste dedicarte al procesado de la imagen o al tiempo que tengas para ello. Personalmente soy de los que pierdo poco tiempo con el procesado de la imagen, que tengo prácticamente automatizado. Lo que mas me gusta es hacer la toma y disfrutar del momento. Precisamente por esto, uno de los consejos que que te doy si eres aficionado a la fotografía como yo, es que dispares mucho, pero que después también escojas mucho las tomas que procesas, desechando muchas de ellas sin llegar antes de su procesado (eso no quiere decir que tires o borres el Raw, yo los guardo casi todos).
Yo suelo hacer mas de un disparo, pero en ocasiones rayo con la cutrería, porque podría hacer muchos mas; lo se y además nada me lo impide. Sin embargo, prefiero perder el tiempo en la composición de la imagen o en disfrutar de lo que estoy viendo, por lo que muchos disparos los pierdo o simplemente no los hago. De momento, nunca me he arrepentido de ello, el disfrute del momento es tan importante para mi como el disfrute de apretar el botón de la cámara fotográfica.
Para los aficionados a la fotografía de insectos, las diferencias entre especies diferentes pertenecientes al mismo género o incluso las diferencias entre géneros próximos de un insecto determinado se basan en caracteres externos en ocasiones nimios o difíciles de ver si no es en determinadas proyecciones del insecto, por lo que, o bien conoces al insecto de antemano y ya lo tienes correctamente clasificado a la hora del disparo, o bien intentas hacer diferentes fotografías del insecto para abarcar la mayor parte de su anatomía externa. Con la práctica y a base de clasificar insectos ya vas a saber de antemano mas o menos que proyecciones te van a ayudar su clasificación posterior y podrás ir siendo mas conservador en el número de disparos, siempre que incluyas las tomas que muestren bien la parte de la anatomía externa del insecto que te interesa. Pero mi consejo es que, por lo menos al principio, incluyas tomas aunque fotográficamente las consideres malas, si sacan parte de la anatomía del insecto que veas que no suelen ser fáciles de observar. ¡Precisamente en esas es en donde en muchas ocasiones se encuentra la mayor ayuda para la clasificación. ¡Es la ley de Murphy!
Voy a mostraros un ejemplo, con unas fotografías que hice hace un par de días durante un paseo después de comer. Decidí ese día salir a dar un paseo y dirigirme hacia el río que tengo cerca de casa. Eso me relaja, me lleva poco tiempo y además me iba a permitir posiblemente ver alguna mariposa e intentar hacerle algunas fotografías.
Antes de salir de casa, vi una avispa y decidí hacerle una fotografía por pura diversión, aunque ya sabía que especie era y ya la había fotografiado en alguna ocasión. Precisamente por ello hice una toma encaminada a asegurar su posterior identificación como especie y que fotográficamente o estéticamente no me parecía demasiado atractiva. En ese instante se me ocurrió además utilizarla para escribir esta entrada del blog :)
Esta primera fotografía de la avispa parece buena, aparentemente nos muestra bien al insecto, pues podemos verlo de forma completa por su lado izquierdo. Sin embargo es un magnífico ejemplo de como una fotografía aparentemente buena y para muchos visualmente bonita, puede ser a efectos de la clasificación del insecto, poco útil. Aunque podemos ver claramente que estamos frente a una avispa y que su gena es de color completamente amarillo, no podemos observar bien el clípeo, las mandíbulas o las antenas. Solamente podríamos decir que estamos frente a una avispa y que posiblemente no sea la avispa común porque las antenas no son negras. Tenemos varias posibilidades a manejar pero nada que demostrar con seguridad.
Esta otra toma, fotográficamente hablando, a mi me gusta mucho mas. Es una composición mas bonita y equilibrada y muestra bien al insecto y a la planta. Pero a efectos de la clasificación del espécimen nos aporta casi lo mismo que la anterior: podríamos decir, sabiendo un poco, que la avispa es del Género Polistes y punto.
Esta es otra imagen de la misma avispa sobre la misma planta. Esta hecha mas en plan "imagen de libro de Biología", pues es una foto casi centrada exclusivamente en el insecto (fotográficamente es casi un ojo de buey" y la toma, es una toma de aproximación mucho mas cercana, casi un macro). En esta ocasión nos deja ver mucho mejor las antenas y la belleza y delicadeza corporal del insecto, pero no ofrece mas información para su clasificación que las dos anteriores.
Finalmente, esta otra fotografía es mas dinámica, pues muestra bien a toda la avispa en movimiento y se ven bastante bien las antenas y la gena. que se muestra completamente amarilla. Es una fotografía que a mi me parece una ilustración bonita y nos permite clasificar al insecto como un Himenóptero, Subfamilia Vespinae, Familia Vespidae, Superfamilia Vespoidea y Género Polistes, pero no podríamos asegurar que especie de Polistes es de las que hay en la Penísula Ibérica.
Sin embargo, esta otra fotografía, mucho menos interesante desde el punto de vista fotográfico y que nos atrae mucho menos hacer, pero tomada específicamente sabiendo lo que se hace a efectos de la clasificación del himenóptero, nos da mucha información en un solo disparo. Es la que hice específicamente para esta entrada del blog y servir de ejemplo.
En esta imagen podemos ver como el clipeo y las genas de esta
avispa, son completamente amarillas. Si nos fijamos bien, las antenas no
son completamente naranjas, sino que los primeros artejos tienen color
negro y amarillo y de la misma forma, las mandíbulas tampoco parecen
completamente negras, hay un poco de color amarillo en ellas. Por lo
tanto, esta fotografía nos permitiría ya clasificar la avispa a nivel de
especie de forma bastante segura como una Polistes dominula (ver la tabla dicotómica para estas avispas que mostré en la entrada sobre esta especie) :)
Conclusión, haz varias fotografías desde diferentes puntos de vista, intenta sacar en ellas todo lo que puedas de la anatomía externa del insecto, aunque la fotografía no te parezca inicialmente muy atractiva y después, en casa, con mas calma, identifícala con mas seguridad, si puedes y escoge las imágenes que proceses. Poco a poco irás aprendiendo sobre los insectos y harás menos tomas y mas dirigidas y podrás dedicarte con mas calma al aspecto artístico de la imagen. ;-)
Internet
es una gran oportunidad para los fotógrafos, ya sean amateurs o
profesionales ya que cualquier persona en el mundo con conexión a la
red puede ver una fotografía tuya inmediatamente tras su
publicación. Es por ello también una manera de potenciar o incluso
iniciar un negocio. Internet es un medio que tiene por límite tu
imaginación y las habilidades que en él desarrolles.
Pero
la red es también un peligro, precisamente por su capacidad de
difusión, ya que deja tus obras expuestas a los desaprensivos que se
quieran apropiar de ellas a pesar de que tú hayas dejado muy claro
que la obra está protegida por los derechos de autor. Descargar una fotografía con derechos de autor y usarla no es un delito si se cumplen los requisitos de la licencia que tenga la imagen, pero hay que saber lo que se hace y como se hace.
He aquí un ejemplo del uso de una fotografía con derechos de autor (Copyleft), cumpliendo los requisitos deseados por su autor, en la que se explica como descargar una imagen de Flickr :-)
Me
atrevería a asegurar que todos los buscadores de imágenes avisan
claramente que las imágenes pueden tener Copyright
ejemplo de búsqueda de la imagen que dio lugar a que escribiera este post en un buscador de imágenes que posiblemente ni conozcais
e
incluyen claramente un vínculo a la página web del autor para que
lo compruebes tú mismo y después no puedas decir que no sabías
nada.
Pero
muchos usuarios hacen caso omiso a estos avisos. No leen ni siquiera
los avisos de los botones que pulsan en su ordenador, así que como
para pedirles que se fijen en los derechos de autor. ¡Pues tenemos
derecho a exigírselo!.
Cuando
era bien pequeñito me explicaron que el desconocimiento de la ley
no es causa eximente de la pena por incumplimiento de la misma y me
quedó bien grabado. No entiendo como hay adultos por la vida
adelante que no saben ni entienden esto.
Todo
el mundo debería ser consciente de que gran parte de las fotografías
que puede encontrar en la red están amparadas por los “derechos de
autor y propiedad intelectual” y que cada país tiene su
legislación al respecto. Eso no significa que no las pueda compartir
en la red, pues hay muchas maneras de compartir contenido de
terceros sin necesidad de permiso explícito y sin apropiarse de la
foto y mucho menos modificarla. Por ejemplo desde Facebook tenemos la
opción "Share" desde la propia página del autor o desde
Flickr, 500px, Instagram, Pinterest y demás repositorios de
fotografías tenemos la opción "embed image", que
establece un enlace a la fotografía de la galería original y la
muestra en tu web; es más, al hacer click sobre ella, aparecen las
opciones originales de la galería a la que pertenecen. Lo mismo
podemos hacer en las páginas de nuestro Blog de Blogguer o del
servicio que sea que te ofrezca la posibilidad de tener un blog.
Además
no hay que olvidar que no es el medio de difusión lo que define la
situación legal de una obra,en este caso nuestras fotografías, sino
la legislación vigente y la voluntad expresa de su autor o creador.
Otra
cosa que muchas personas no quieren entender, es que en las redes
sociales funcionan las mismas condiciones legales sobre las imágenes
que en cualquier otro sitio de Internet, además de las propias
normas de la plataforma social que se esté utilizando. Lo mismo
sirve para lo que muchos denominan "web oficiales" como las
de un organismo público como un ayuntamiento o gobierno local, etc.
El
primer punto interesante para nosotros de la ley de derechos de autory propiedad intelectual española es que diferencia
entre fotografía de autor o creaciones y "mera fotografía".
Para que nuestra fotografías puedan ser definidas como creaciones
han de tener originalidad y tener una distinción artística, cosa
que muchos no saben diferenciar y que en ocasiones ha de decidir el
juez si existe (¡Toma castaña!). De todas formas, para las meras
fotografías sin el carácter de obras protegidas rige el derecho
exclusivo de autorizar su reproducción, distribución y comunicación
pública, en los mismos términos reconocidos a los autores de obras
fotográficas, solo que este derecho tiene una duración de
veinticinco años computados desde el día 1 de enero del año
siguiente a la fecha de realización de la fotografía o
reproducción, mientras que en el otro caso es mucho mayor.
Los
que hacemos fotografías, considerados como autores, tenemos los
siguientes derechos "inalienables" que denominados derechos
morales:
1.º
Decidir si nuestra obra ha de ser divulgada y en qué forma.
2.º
Determinar si tal divulgación ha de hacerse con nuestro nombre, bajo
seudónimo o signo, o anónimamente.
3.º
Exigir el reconocimiento de nuestra condición de autor de la obra.
4.º
Exigir el respeto a la integridad de la obra e impedir cualquier
deformación, modificación, alteración o atentado contra ella que
suponga perjuicio a nuestros legítimos intereses o menoscabo a
nuestra reputación.
5.º
Modificar la obra respetando los derechos adquiridos por terceros y
las exigencias de protección de bienes de interés cultural.
6.º
Retirar la obra del comercio, por cambio de nuestras convicciones
intelectuales o morales, previa indemnización de daños y perjuicios
a los titulares de derechos de explotación.
*Si,
posteriormente, decidimos reemprender la explotación de nuestra obra
deberemos ofrecer preferentemente los correspondientes derechos al
anterior titular de los mismos y en condiciones razonablemente
similares a las originarias.
7.º
Acceder al ejemplar único o raro de la obra, cuando se halle en
poder de otro, a fin de ejercitar el derecho de divulgación o
cualquier otro que nos corresponda.
Además,
como autores tenemos el Derecho exclusivo de explotación y sus
modalidades, pues corresponde al autor el ejercicio exclusivo de los
derechos de explotación de su obra en cualquier forma y, en
especial, los derechos de reproducción, distribución, comunicación
pública y transformación, que no podrán ser realizadas sin su
autorización, salvo los casos previstos en la ley de derechos de
autor; así como derechos de participación (también inalienable),
pues tiene derecho a percibir del vendedor una participación en el
precio de toda reventa que de las mismas se realice tras la primera
cesión realizada por el autor. Además este derecho se extiende a
sus derechohabientes tras la muerte o declaración de fallecimiento
del autor. Los derechos de explotación de la obra durarán toda la
vida del autor y setenta años después de su muerte o declaración
de fallecimiento.
Sin
embargo no necesita autorización del autor la reproducción, en
cualquier soporte, sin asistencia de terceros, de obras ya
divulgadas, cuando concurran simultáneamente las siguientes
circunstancias, constitutivas del límite legal de copia privada:
a)
Que se lleve a cabo por una persona física exclusivamente para su
uso privado, no profesional ni empresarial, y sin fines directa ni
indirectamente comerciales.
b)
Que la reproducción se realice a partir de una fuente lícita y que
no se vulneren las condiciones de acceso a la obra o prestación.
c)
Que la copia obtenida no sea objeto de una utilización colectiva ni
lucrativa, ni de distribución mediante precio.
Tampoco
será necesaria autorización del autor cuando una obra se
reproduzca, distribuya o comunique públicamente con fines de
seguridad pública o para el correcto desarrollo de procedimientos
administrativos, judiciales o parlamentarios.
Otra
posible excepción es la de citas y reseñas e ilustración con fines
educativos o de investigación científica, pero cumpliendo unos
criterios bastante estrictos que quedan bien establecidos en la ley.
Tampoco será considerada transformación que exija consentimiento
del autor la parodia de la obra divulgada, mientras no implique
riesgo de confusión con la misma ni se infiera un daño a la obra
original o a su autor.
Por
otra parte, debemos de saber que adueñarse, o publicar una
fotografía con intención de lucro es un delito que puede acarrear
desde 12 a 24 meses de multa (la que estipule el Juez) y de 6 meses a
4 Años de cárcel.
Cuando
vas a compartir tus fotografías en internet debes de plantearte los
permisos que estás dispuesto a otorgar a terceros. Ya que la autoría
es inalterable los derechos aquí en juego son los de uso de tus
fotos, es decir, bajo que licencia de uso las compartes. A grandes
rasgos, pueden ser dos:
Copyleft: licencia con la que permites que tus obras sean
utilizadas, copiadas y distribuidas con la única obligación de
reconocer la autoría de las mismas. No exige ningún tipo de
autorización por parte del autor para su uso sino que con solo
hacer mención del autor de las mismas es suficiente. Copyleft
requiere que todas las versiones modificadas y extendidas sean
también libres, lo que se ha denominado efecto viral. A fin de
cuentas es como un copyright en el que permites el libre uso y
distribución de la obra, exigiendo que los concesionarios preserven
las mismas libertades al distribuir sus copias y derivados. Entre
las licencias copyleft para materiales ajenos al software tenemos
las licencias Creative Commons y la Licencia de Documentación Libre
de GNU (abreviada como GNU FDL, GFDL, o FDL). Hay muchas variaciones
o tipos en las licencias Copyleft. Si quieres utilizar en tus
imágenes licencias Creative Commons existe un generador del código HTML que te facilitará crear el icono correspondiente
Creo
muy importante que se sepa que si no has otorgado ningún tipo de
licencia a tu fotografía, la que se aplica por defecto, es la del
copyright. No poner nada en la fotografía, no hace que tu creación
sea gratis.
Ahora
bien, dependiendo de la plataforma en la que compartas tus
fotografías (Flikr, Facebook, 500px ...) puede que cedas o no los
derechos de uso de tus imágenes. Cada sitio tiene sus propias
políticas respecto a las fotografías que se suben en ellos. Cuando
públicas en una red social, como por ejemplo en Facebook, aunque no
lo sepas estas cediendo ciertos derechos de uso sobre tus imágenes,
a diferencia de Flickr en donde las reglas respecto a la publicación
de las fotografías son muy estrictas y siempre, más allá de la
licencia escogida, se deberá respetar la decisión del autor de cada
una de las fotos allí alojadas. No por nada es una de las redes
sociales de fotografía más confiables y utilizadas, y es la que yo
suelo utilizar (aunque de vez en cuando subo fotografiás hechas con
mi teléfono móvil directamente a Facebook).
Cuando
cedas los derechos de uso, modificación, reproducción y
distribución de las fotografías en favor de un tercero, lo
recomendable es hacer un contrato de cesión de derechos de uso. Hace
unos 5 años en el Blog del Fotógrafo, subieron a la nube un modelo
de este tipo de contratos. Aún a día de hoy se puede descargar.
Que
hacer para proteger nuestras fotografías
Hay
algunas cosas que deberíamos hacer o por lo menos plantearnos antes
de subir la fotografía. Son cosas que todos los fotógrafos
profesionales y me atrevería a decir que casi todos los aficionados
conocemos, pero que no está de mas repetir:
1)
No compartir jamás los archivos originales no procesados, es decir,
los Raw o Nef. Son tus "negativos digitales", la prueba
absoluta de que la fotografía es tuya. Tienes que cuidarlos como oro
en paño.
2)
No compartir las fotografías con resoluciones demasiado buenas ni en
formatos exagerados para la correcta visualización en la web. Lo
ideal es compartir en jpg de calidad moderada y tamaño medio
pequeño. Se suele recomendar una resolución máxima de 72 PPI (o
PPP) y un tamaño máximo de 700 u 800 píxeles en el lado mayor de
la imagen. El problema para muchos es que piensan que las fotos de
baja calidad no les ayudan a vender su producto. Yo confieso que
comparto la gran mayoría de las veces en resoluciones demasiado
buenas y tamaños demasiado grandes porque a mi me encanta poder
ampliar la fotografía y disfrutar de detalles que de otra manera no
podría ver. A pesar de todo, comprimo el jpg por lo menos a un 50%,
pero aún así, me doy cuenta de que dejo abierta la posibilidad de
utilizar la copia que se descargue para modificarla, recortarla,
quitarle el copyright, hacer múltiples chapuzas y después
apropiársela saltándose la ley sin acabar teniendo una foto mala.
Lo hago así porque no me dedico profesionalmente a la fotografía,
pero me estoy planteando el dejar de hacerlo porque quizás
perjudique con esta manía a los profesionales que sí viven de sus
fotos, al no poner mas trabas a un comportamiento que pretendemos
erradicar o sino minimizar en los usuarios de la red. Para comprimir
tus imágenes tienes software variado e incluso sitios para hacerlo
online (en esta página te dan una lista)
3)
Firma siempre tus fotografías y haz constar si está protegida por
derechos de autor (ya sabes, Copyright o Copyleft) e incluye un logo
tuyo a mayores si quieres. El que yo comparta tamaños grandes de jpg
hace que mi firma y copyright se vean pequeños cuando se mira la
fotografía al tamaño adaptado al explorador o si se hacen capturas
de pantalla del PC, pero en la fotografía a tamaño completo la
firma y el Copyright son bien claros y grandes. Esto, se que puede
parecer un problema, pero también tengo claro que el que toma una
fotografía de la red para su uso, ha de mirarla bien y asegurarse de
que no está amparada por los derechos de autor. Aquí el principal
problema son los malos hábitos del usuario. Respecto al logo, uno
grande y situado en un punto clave de la fotografía puede obligar a
una manipulación costosa o un recorte que baje demasiado el valor o
calidad de la obra fotográfica por parte del mangante. De todas
formas, la experiencia me enseña que muchos energúmenos que se
apropian de fotografías ajenas no tienen la mas mínima sensibilidad
artística y pueden hacer un verdadero destrozo de la imagen o una
chapuza para ocultar o quitar el logo, sin importarles lo mas mínimo
el resultado.
4)
Haz modificaciones molestas en la fotografía. Yo conozco
fundamentalmente las siguientes:
la marca al agua. Muchos autores lo hacen, pero a mi es algo que me
horroriza, porque me molesta mucho a la hora de disfrutar la
fotografía. Claro, que los que la ponen, lo hacen precisamente para
eso y que el que quiera disfrutar la foto, compre la original
el efecto de rejilla, lo que se denomina "efecto grid". Lo
podemos hacer con alguna plantilla que tenga nuestro sistema de
gestión de contenidos web o bien durante la edición de la
fotografía, con nuestro editor gráfico, como cuando incluimos una
marca al agua
incrustar un Gif transparente en la imagen para evitar la descarga
de la foto, haciendo que cuando intenten bajarla, se bajen el gif
trocear la fotografía en fragmentos que después uniremos en la web
mediante código html, volviendo a dejar la imagen completa. De
nuevo, cuando descubran esto lo que harán será una captura de
pantalla.
5)
Edita los metadatos de la fotografía para incluir información que
demuestre tu autoría y si tiene licencia de que tipo. Esto no está
de mas hacerlo, pero hoy cualquiera puede utilizar algún programa
informático para manipular o borrar los exif de tu fotografía.
También es muy frecuente que trabajen con capturas de pantalla de tu
imagen y en este caso ¡ni exif ni ná!. Siguiendo este hilo de
pensamiento a mi se me ocurrió la idea de hacer steganografia sobre
nuestra propia fotografía y ocultar datos encriptados en ella para
demostrar la autoría. Quizás un día escriba un tutorial de como
hacer esto. Pero de nuevo un pantallazo y el caco tiene el problema
solucionado a expensas de una peor calidad que posiblemente le
importe un bledo.
A la
hora de subir nuestras fotografías a la red, además deberíamos
tener en cuenta los siguientes puntos:
6)
Utilizar sitios de confianza en los que podamos configurar el nivel
seguridad de las licencias, los permisos para descargarlas, imponer
restricciones de tamaños, ... Cuanto mayor control tengamos sobre
nuestra fotografía, mejor. Yo utilizo Flickr desde hace mucho
tiempo, ya dije.
7)
Si solamente queremos compartir y no nos preocupa el tráfico que
pueda generar lo que compartimos ni los “me gusta” que nos den y
esas tonterías, lo ideal es entonces utilizar nuestra propia web
configurándola con el nivel de seguridad que consideremos óptimo,
desactivando la descarga de imágenes, impidiendo los pantallazos y
capturas de pantalla, así como el botón derecho del ratón.
Usaremos de esta manera nuestra página como único repositorio de
las publicaciones y compartiremos las fotografías como un enlace
externo a la página.
8)
Incluir siempre en el sitio en el que compartamos la fotografía,
nombre, un mail de contacto y claramente el tipo de derechos de autor
a los que se acogen las fotografías. Que no puedan decir nunca que
no avisamos antes.
Que
hacer si se han
violado nuestros derechos de autor con una fotografía
Pero
de hecho, nosotros podemos tener monitorizado el uso de nuestras
fotografías de manera continua con algunos recursos online. Por
ejemplo, si no subimos demasiadas fotografías o si somos
profesionales y estas dispuestos a pagar un poco, tenemos recursos
como PlagHUnter, un servicio en el que te registras y puedes subir
tus fotografiás indicando donde están colgadas para que ellos estén
monitorizando continuamente en que webs aparecen y que usos se le
dan.
Aún
así, si nosotros nos enteramos de chiripa que en algún sitio como
un diario digital, un blog o una empresa utiliza y hace publicidad
con nuestra fotografía sin permiso o la modifica, nosotros podemos
utilizar algunos buscadores de imágenes para hacer un trazado a la
inversa y subiendo la fotografía buscar en que lugares web aparece.
Avanzaba el otro día en un post, los buscadores que utilicé yo
cuando me enteré del caso de mi fotografía del río Verdugo a su
paso por Pontecaldelas: TinEye, RevIMG, SauceNao y Reverse.Photos.
Con ellos puedes además ver si las fotos se renombraron para repetir
nuevos ciclos de búsqueda y así ampliarla y en donde se almacenan,
además de la primera fecha de la que hay constancia de su
utilización.
La
idea si vas a investigar el uso de una fotografía tuya sin permiso,
será recabar la máxima información posible del sitio en el que se
usa y de quien es el responsable, para después poder actuar con
facilidad según lo que decidamos en el caso de que confirmemos que
se han violado nuestros derechos de autor. En este punto hemos de
tener buen cuidado de fijarnos en las diferencias entre las leyes de
los derechos de autor de los diferentes países si vemos que se
utiliza la fotografía fuera de nuestro propio país. Yo entre los
datos os diría que recogieseis servidor en el que se almacena la
foto, dirección de la página web guardando una captura de pantalla
en la que se vea bien el uso que se hace de la foto, nombre del
responsable y después toda la información personal que se pueda
encontrar de este. Si fuese necesario porque no se especifica
claramente el autor ni la dirección de contacto podemos intentar
averiguarlo en los sitios de http://whois.net/ ,
http://www.internic.net/whois.html o http://www.dondominio.com/whois/
En este punto no está de mas saber manejarse un poquito por la red,
porque con tiempo y habilidad eres capaz de encontrar los datos
personales de una persona que se oculta con un Nick. Yo además
recomiendo tras recabar todos los datos posibles del infractor y la
página, darle al caso toda la publicidad posible, con capturas de
pantalla de las infracciones y montar revuelo, dejando bien claro
quienes son los responsables y en caso de ser empresas que empresas
son. Utiliza las redes sociales, tu blog y algún servicio de
difusión gratuito de noticias como meneame.net
Cuando
se contacte con las personas responsables del delito se les facilitará la opción de que
puedan ver como as dado publicidad al asunto. Lo mas probable es que
con ello consigas de entrada que se pongan en contacto contigo y te
ofrezcan disculpas y si solicitas la retirada y cese del uso de tu
fotografía lo hagan. A nadie le gusta tener mala imagen personal en
su red y menos que quede mala imagen de su empresa pues eso le puede
repercutir indirectamente en el bolsillo. Desde luego habrá empresas
y particulares a los que les de igual y sigan en la suya. No nos
preocupemos por ellos, esos serán realmente unos sinvergüenzas a
los que les da igual todo y se merecen la denuncia. Si el caso es
otro, podemos ser compasivos y aceptar simplemente que cesen con el
uso y retiren la foto o incluso podemos ofrecérsela nosotros por las
buenas si cumplen las condiciones de uso que hay que cumplir. Si se
cobra o no y cuando, ya es cosa de cada uno, pero tú tienes derecho
a que la foto no se modifique y que figure tu nombre como autor. ¡Es
lo mínimo!. Una vez conseguido esto, creo que es bueno darle de
nuevo publicidad a la rectificación de los infractores porque
restablece el nombre que tenían y sirve de lección para ellos y de
ejemplo para los que tienen el mismo comportamiento.
Además
de esto lo que podemos hacer es intentar que la imagen desaparezca de
las plataformas en que se estén compartiendo y que los buscadores no
indexen ni muestren las páginas que lo contienen. Pondré los
ejemplos de las plataformas en las que me muevo yo habitualmente:
En
Facebook podemos denunciar la publicación pulsando sobre la
fotografía y escogiendo en el menú desplegable que aparece la
opción denunciar. A partir de ahí es seguir el pinchaburros de otra
ventana emergente para escoger la opción que nos interesa. Facebook
no tardará mucho en atender nuestra petición.
Si
la fotografía la encontramos alojada en un blog de los de Blogger
deberemos cubrir un formulario de denuncia, aquí
Si
el blog es de Wordpress enlace de denuncia lo tenéis aquí
Si
la fotografía la vemos alojada en 500px entramos en la fotografía
robada, vamos a la esquina inferior derecha de la pantalla y pulsamos
en Report this photo para cubrir las opciones de denuncia Copyright
(plagiarism, stealing) en el menú desplegable en que aparece y
enviar pulsando el botón Submit.
Para
retirar de un buscador el resultado de la búsqueda de la página que
incluye tu fotografía se han de rellenar unos formularios un poco
engorrosos en los que se suele pedir la dirección del lugar en el
que está la foto original, la dirección donde se almacena la
fotografía que utiliza el infractor, algunos datos mas y tu firma.
Por ejemplo, para retirar contenido del buscador de Google, hemos de
ir a esta dirección donde
escogeremos entre las posibilidades de retirada de producto el de da
de imágenes y después escoger entre las opciones que nos aparecen
la de "He encontrado contenido que puede infringir mis derechos de
autor". Posteriormente marcaremos la opción "Sí, soy el propietario
de los derechos de autor o estoy autorizado para actuar en nombre del
propietario de un derecho exclusivo que se ha infringido
presuntamente". Finalmente se nos pide cuál es tipo de material
infractor en cuestión y marcamos "imágenes" y si es personal u otro
tipo de imagen. Llegado a este punto se nos abre una ventana de un
formulario de "Notificación de presunta infracción de derechos de
autor: Búsqueda de imágenes" donde se nos pedirá una declaración
jurada, nuestra firma y que cubramos los siguientes campos:
Información
de contacto
Nombre:
*
Apellidos:
*
Nombre
de la empresa:
Titular
de derechos de autor al que representa: *
Dirección
de correo electrónico: *
País/región:
*
Identifique
y describa el material protegido por derechos de autor: *
Ubicación
del ejemplo autorizado del material (URL)
Términos
utilizados para realizar la búsqueda de imágenes: *
URLs
de página de destino del material supuestamente infractor:
Si
no puedes proporcionar las URL de página de destino de algunas de
las imágenes que quieres que se eliminen. En su lugar deberás
enviar las URL de las páginas web y de las imágenes.
Cuando
has enviado el formulario puedes ir viendo los resultados a través
de un link. De esta manera, yo se que en el caso que dio rigen a este
post conseguí rápidamente que Google eliminase
https://steemit.com/christian-trail/@shaday1982/como-rio-de-agua-viva
de sus búsquedas, pero si accedes al blog porque conoces la
dirección, la fotografía la puedes seguir encontrando. Por lo tanto
y como no me podía poner en contacto con la Bloger para solicitarle
la retirada de mi fotografía, he tenido que escribir un mail a
copyright@steemit.com solicitando la retirada y aportando los mismos
datos y haciendo las mismas declaraciones juradas que tuve que hacer
para que Google retirase la búsqueda de mi imagen en su blog. Google
acepto rápidamente, por lo que me extrañaría mucho que no lo
hiciese steemit.
El
segundo paso que se de, puede depender de si tú eres profesional de
la fotografía o solamente aficionado y esto va ha venir condicionado
por las molestias y los gastos económicos y de tiempo. Yo entiendo
que nadie, y menos un profesional que vive del asunto, pueda permitir
en ningún momento que se violen sus derechos de autor. De todas
formas me parece muy correcto la decisión que han tomado muchos autores y que emprendió en su día WorthPhotographers de en vez de
hacer esto, dirigir una carta o mail al infractor enviándole factura
por la cesión del uso de las fotografiás.
Para calcular el importe que solicitemos podemos consultar la Entidad
de Gestión de Artistas Plásticos en su apartado de tarifas donde
tenemos un pdf que nos indica las tarifas aconsejadas según el tipo
de uso que se haya hecho de nuestra fotografía. Entiendo que esto
has de mandarlo con un contrato bien redactado y dejando bien claro
que si no se va a cumplir se deje de usar la fotografía o se
demandará. Por lo que me han contado, la mayoría de las veces pagan
tras valorar que es mucho peor la condena que van a tener tras el
juicio que lo que se les pide forzándoles a pagar.
El
último paso es denunciar si hacen caso omiso a nuestras demandas. Si
demandamos por violación de nuestros derechos de autor, tenemos que
saber que la ley dice que la indemnización por daños y perjuicios
debida al titular del derecho infringido comprenderá no sólo el
valor de la pérdida que haya sufrido, sino también el de la
ganancia que haya dejado de obtener a causa de la violación de su
derecho. La cuantía con que te indemnicen podrá incluir, en su
caso, los gastos de investigación en los que se haya incurrido para
obtener pruebas razonables de la comisión de la infracción objeto
del procedimiento judicial. Pero la acción para reclamar los daños
y perjuicios a que se refiere este artículo prescribirá a los cinco
años desde que el legitimado pudo ejercitarla.
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