sábado, 6 de abril de 2019

Un "Mallet finger" pediátrico

Si hay un dicho cierto y aplicable a la medicina de urgencias es que “Nuca te acostarás sin saber una cosa mas”.

Digo esto porque en esta última guardia he visto un tipo de fractura que no conocía bien y el tratamiento quirúrgico inicial por el Traumatólogo de guardia y he aprendido algo que me gustaría compartir con algún compañero de profesión, estudiante de medicina o cualquier otro tipo de profesional de la rama sanitaria que por casualidad lea lo que en ocasiones escribo sobre medicina. Eso, suponiendo que haya alguien que lea lo que escribo.

De todas formas, escribir lo que uno aprende e intentar explicarlo es un ejercicio intelectual que no pienso dejar de hacer porque reafirma los conocimientos que uno tiene y pone el cerebro en orden y lo mantiene activo. Así que hoy me toca escribir sombre un tipo de fractura de un dedo de la mano en un niño.

Se trata de un niño de 15 años de edad, que acude a urgencias porque tras un aparente traumatismo banal (secarse la palma de la mano en la pernera del pantalón, sufriendo una hiperextensión de la falange distal del tercer dedo al trabarse el dedo en su descenso por la pernera) El chico notó un “crack” en el dedo y súbito dolor y tumefacción del mismo. Cuando le exploré llamaba la atención ademas de la incapacidad de la flexión completa de la articulación interfalangica distal  (IFD) por el dolor y el edema, la incapacidad de la extensión completa activa de la misma articulación y la tumoración dolorosa proximal en el dorso de la IFD.

Lo primero que hay que decir es que el tipo de tratamiento de una fractura en un niño no se basa solamente en criterios de angulación y desplazamiento, sino que la edad, la localización, la proximidad a la fisis de crecimiento y el plano de movimiento de la articulación, son factores que se deben tener muy en cuenta en los pacientes pediátricos. La gran mayoría de las fracturas pediátricas de la extremidad superior pueden tratarse con reducción cerrada, inmovilización y seguimiento médico pero la guardia de hoy y la presteza del traumatólogo de guardia me ha enseñado lo fácilmente que uno puede subestimar una necesidad quirúrgica en un niño, porque si no llego a consultarle inmediatamente a pesar de la hora intempestiva de la urgencia, yo muy posiblemente hubiese retrasado algo el tratamiento del paciente. Menos mal que todavía soy consciente de que hay mas cosas de las que solo entiendo lo justo y necesario y siempre estoy dispuesto a consultar al que mas sabe y aprender de él.

La incidencia global de las fracturas de la mano y el carpo en pediatría es del 25% de las fracturas pediátricas.Tienen una distribución bimodal, con un pico máximo en la preadolescencia: aumenta desde los ocho a trece años por los deportes de alta competencia que se realizan a edades cada vez más tempranas y en niños que inician la marcha (aplastamientos). La mayoría son fracuras cerradas (95%), extrafisarias en un 64% y un 55% se presentan sin desplazamiento. Son más frecuentes las lesiones de los dedos extremos (índice y meñique), la falange más que el metacarpiano, y las fracuras extrafisarias que las fisarias, salvo en el pulgar y el meñique (que el 70% son tipo 2 de Salter-Harris de la base de F1). Las lesiones Salter-Harris 1 y 2 se danen los más pequeñoa mientras que las Salter-Harris 3 y 4 a edades más cercanas a la madurez esquelética. La fractura de la falange distal o tercera falange (F3) es la más frecuente.

Es importante diferenciar las fracturas extraepifisarias de las fracturas fisarias ya que el manejo es diferente. Las fracturas extraepifisarias son fracturas generalmente estables que se tratan con inmovilización durante 3-4 semanas con interfalángica proximal libre mientras que las fracturas fisarias desplazadas requerirán reducción de la fractura e inmovilización. Las fracturas extraepifisarias de la falange distal de un dedo de la mano pueden ser fracturas transversas de la fisis de la falangeta (que suelen conllevar una importante afectación del lecho ungueal), fracturas longitudinales ya sean por simple hendidura o con aplastamiento, fracturas conminutas del penacho de la falangeta (vamos la punta de un dedo completamente espachurrada incluido el hueso) y las llamadas “lesiones por camisetazo de rugbier” también denominadas fracturas de dedo en martillo invertido o dedo de Yérset en las que el flexor profundo del dedo arranca un fragmento óseo proximal de la falange distal y deja un dedo incapaz de flexionar su punta. Ninguna de estas fracturas es la que me mueve hoy a escribir esto, pues la fractura de la que va el asunto es una fractura fisaria.

Tenemos dos tipos fundamentales de fracturas fisarias de la falange distal del dedo en un niño y que cursan con una epifisiolisis:

1. La epifisiolisis con lesión de Seymur

2. La fractura del jugador de Baseball, epifisiolisis con dedo en martillo o “Mallet finger” de los angoparlantes.

Antes de hablar un poco de ellas he de recordar que una epifisiolisis es una fractura de la fisis de un hueso largo en la que se afecta el cartílago de crecimiento y que por lo tanto provoca la separación de una parte o de la totalidad de la epífisis de la metáfisis. La energía traumática pasa a través del cartílago de crecimiento que es más débil. La lesión se produce en la unión entre las células del cartílago en calcificación y las que no están calcificadas (zona fisaria III de condrocitos hipertrofiados es la más vulnerable mecánicamente). Hay varias clasificaciones de las epifisiolisis pero la mas conocida por los médicos con diferencia es la Clasificación de Salter y Harris que grada la epifisiolisis en 5 grados. No voy a entrar en descripciones de la clasificación  de Salter y Harris porque os dejo una estupenda referencia gráfica tomada de la web chuletas medicas.com que es simpatica y autoexplicativa.


La clasificación de Ogden añade un Grado VI en el que se afectan los segmentos óseos más cercanos a la fisis de crecimiento de tal manera que pudieran afectar o limitar el crecimiento óseo.

La clasificación de Rang añade un tipo VI que suele aparecer en maltratos infantiles y en otras patologías como fracturas patológicas (osteogénesis imperfecta,sífilis) y consistente en la avulsión en la porción periférica de las fisis (pericondral), que se comporta como un despegamiento traumático o por hematoma. Puede pasar desapercibida y confundirse con otras lesiones (metafisitis o periostitis séptica, escorbuto) formando un puente óseo y una considerable deformación angular.

La clasificación de Peterson añade un tipo de fractura VI, que suele ocurrir en heridas abiertas o fracturas compuestas detraumatismos de alta energía, tanto cerrados como abiertos, pudiendo existir dos subtipos: uno con pérdida de una parte de la epífisis, de la placa de crecimiento y otro metafisaria con extensión distal. Las secuelas serán peores ya que la posibilidad de remodelación es nula, puede quedar cierta inestabilidad y dar cierres fisarios parciales o totales.

Volviendo a las fracturas diafisarias de la falange distal del niño os diré que la fractura con lesión de de Seymur consiste en una epifisiolisis de la falangeta del dedo con exposición de la uña, del lecho ungueal y la matriz fuera del eponiquio (se luxa de su surco, y se apoya sobre la piel dorsal) que impide la reducción de la epifisiolisis, con un alto riesgo de encarceración del pliegue de la matriz germinativa o estéril en el interior del foco de fractura. El tratamiento debe ser agresivo, como el de una fractura abierta, irrigación y desbridamiento, reducción y estabilización de la fractura fisaria, reparación del lecho ungueal, reubicación de la matriz en su surco. La inmovilización será en extensión durante 4-5 semanas, sin olvidar el tratamiento antibiótico. Pero no es esta la fractura en la que me voy a parar, pues cuando uno ve el dedo y después la radiografía con la apifisiolisis no tiene duda alguna en la seriedad del asunto (ya sabemos lo que asusta la sangre a muchos).

Es la otra fractura, la que me interesa y de la que voy a hablar:

“Mallet finger”  o en cristiano, dedo en martillo

Para algunos, el apelativo de "dedo en martillo" no es el adecuado para esta lesión, puesto que la fractura es reductible en su fase aguda, prefiriendo por ello el nombre de "dedo caído (drop finguer) que aporta una descripción de las consecuencias de la lesión, o el nombre de dedo del jugador de beisbol (“baseball finger) que describe el mecanismo de la lesión.

Se trata esta de una deformidad del dedo con flexo de la falange distal por lesión del tendón extensor con un arrancamiento óseo de la base de la tercera falange (por lo general epifisiolisis Salter-Harris tipo 3 - 4). Esta fractura es más frecuente en la adolescencia, aunque puede ocurrir a cualquier edad.

Históricamente la primera descripción de un dedo en martillo con fractura ósea la hace Segond en 1880 y Shoening en 1887 hace la descripción del dedo en martillo con afectación del tendón.

El mecanismo por el que se produce la lesión es el siguiente:

Una fuerza axial aplicada a la punta del dedo en extensión (flechas negras), seguida de una hiperextensión forzada interfalángica distal es la causa de las lesiones óseas y una hiperflexión pasiva forzada (flecha blanca inferior) que daría cuenta de lesiones tendinosas.


El diagnóstico de esta entidad es clínico y radiográfico y no suele ser difícil, el problema de estas fracturas está en la decisión médica de como actuar, si tratamiento conservador o tratamiento quirúrgico. Para ello, ya sabemos que los médicos se empeñan en hacer clasificaciones y gradaciones de las lesiones para poder separar diferentes grupos de pacientes con los que tomar diferentes actitudes y decidir que casos merece la pena intervenir y cuales no y en caso de optar por la cirugía poder debatir que tipo de cirugía ofrece mejores resultados y con que tipo de paciente. Pues bien, este tipo de fractura no iba a ser menos y aunque hay una clasificación de esta fractura que es la mas utilizada, no es tampoco la única. Lo que hay que tener en cuenta, es que estas clasificaciones se hicieron para adultos, en los que la fase de crecimiento óseo ya ha terminado.

El primer paso para hacer la clasificación fue pensar en como medir el grado de separación del fragmento óseo y su tamaño. Los primeros que describieron una forma de hacer esto fueron Wehbe y Schneider que aplicaron el siguiente método:

Calculaban la relación de la superficie articular fracturada sobre la superficie articular total de la base de la falange distal de la siguiente forma T = B / A + B, lo que les daba el tamañó del fragmento en %. La relación de la brecha entre la falange distal y el fragmento óseo sobre la superficie articular total de la base de la falange distal se calcula con la operación D = C / A + B lo que da el desplazamiento del fragmento también en %.


Como consecuencia de lo anterior, hicieron en 1984 una clasificación de la fractura en 9 tipos, considerando la lesión anatómica y el tamaño del fragmento de hueso fracturado y excluyendo los dedos en martillo sin fractura ósea o las que tenían herida abierta. Las lesiones se subcategorizan según la presencia de un fragmento óseo mayor a un tercio de la superficie articular. Pero esta clasificación no correlaciona el tamaño del fragmento óseo con la subluxación volar. 



En 1986 Tubiana hace una segunda clasificación de la fractura distinguiendo cuatro tipos  según el tamaño del fragmento óseo y la subluxación. Incluye dedos en martillo con lesión puramente tendinosa pero excluye las lesiones abiertas.

Esta clasificación si correlaciona el tamaño del fragmento de hueso con la subluxación volar. Las lesiones se subcategorizan también según la presencia de un fragmento óseo mayor a un tercio de la superficie articular.




Pero la clasificación mas utilizada es la de Doyle, propuesta en 1993 que describe seis tipos de lesiones. Considera la lesión anatómica y el tamaño del fragmento de hueso fracturado, e incluye los dedos en martillo con lesión puramente tendinosa y lesiones abiertas con herida. No correlaciona el tamaño del fragmento óseo con la subluxación volar. Los tamaños del fragmento óseo que determinan el subtipo son 20% y 50% de la superficie articular. Los tamaños de fragmentos óseos de 1/3, 20% o 50% de la superficie articular, que son arbitrarios y no corresponden a ningún dato fisiopatológico. 





De todas formas, y aunque algunos autores han demostrado que las fracturas dorsales de la base de la falange distal se vuelven inestables si más del 48% de la superficie articular está avulsionada, la experiencia clínica muestra que la subluxación puede ocurrir incluso en avulsiones más pequeñas, por lo que el porcentaje de tipo de superficie de la articulación involucrada no es el único factor involucrado en la inestabilidad. Debido a esto hoy en día hay grupos que están intentando nuevas clasificaciones

Pero todas estas clasificaciones están hechas para adultos, en el caso de los niños podemos hacer una clasificación equivalente en 4 tipos considerando el grado de Salter y Harris de la epifisiolisis y la presencia o no de subluxación volar.


Las modalidades de tratamiento de esta fractura van desde los métodos conservadores como las ortesis y las escayolas a técnicas quirúrgicas de lo mas variado mediante el uso de placas, tornillo y agujas. El primero que hizo el tratamiento quirúrgico de un dedo en martillo fue Mason en 1930 y posteriormente Pratt en 1957. Entre estos dos médicos fue Smilie el que en 1936 describió el tratamiento conservador de la lesión con yeso y férulas de París.

Las clasificaciones anteriores, sobre todo la de Doyle son útiles porque sabemos que en una fractura de este tipo con una avulsión ósea de menos de ⅓ de la base de la falange el tratamiento médico no quirúrgico es satisfactorio. El tratamiento quirúrgico generalmente se reserva para  las fracturas con fragmentos inestables avulsionados que involucran más de un tercio de la superficie articular o cuando los fragmentos no se puede volver a colocar en aposición, pero hoy esto es un tema controvertido pues hay grupos quirúrgicos que han demostrado que son capaces de intervenir fracturas de este tipo de menor tamaño con una cirugía minimamente invasiva de forma efectiva y logrando una reducción adecuada y buena fijación. Técnicas quirúrgicas hay varias:  fijación quirúrgica mediante clavos percutáneos, cables extraíbles, Microscrews o alambres interóseos. La mayor parte de estas técnicas quirúrgicas tienen largos tiempos de rehabilitación.

Pero ojo, hay que recordar que esto es en adultos, porque en los niños en esta lesión se fractura la zona de crecimiento y lo que tenemos es una epifisiolisis y hay que valorar las cosas con mas cuidado:
  • Las lesiones de tipo A se suelen ver en niños pequeños, generalmente menores de 12 años y no es raro que en ocasiones asocien una lesión de Seymour, por lo que requieren una Toillete y reducción abierta.

  • Las lesiones de tipo B son frecuentes en adolescentes y suelen someterse a  osteosíntesis (clavijas o agujas) si la subluxación volar del fragmento es del 50%

  • Las lesiones tipo C son poco frecuentes y mas difíciles de diagnosticar porque la falange distal permanece mas o menos alineada mientras que la epífisis se desplaza proximal y dorsalmente con el tendón extensor. Se ve radiologicamente siempre y cuando sean visibles las epífisis (niños mayores de 1 o 2 años). Su tratamiento es claramente quirúrgico.

  • Las lesiones tipo D son muy raras. Pueden dejar la articulación luxada o quedar la epífisis suelta en una posición razonable a nivel de la articulación IFD. Pueden no detectarse antes de la aparición del núcleo de osificación secundario. Requieren una reducción abierta bajo anestesia y fijación con agujas.

Si nosotros volvemos al caso inicial que me llevó a escribir todo esto, entonces nos damos cuenta de que estamos ante un Mallet finger de un tercer dedo de un adolescente y consecuentemente, tipo B.

Por eso el traumatólogo decide meterse con el chaval en quirógrafo cuanto antes y hacer una osteosíntesis. Os muestro la virguería de trabajo que se hizo, pero antes explico de manera sencilla en que consiste la técnica quirúrgica que aplicó, denominada  Técnica de  Ishiguro, debido al cirujano ortopeda que la preconizó y que según parece es efectiva, mínimamente invasiva, rápida, segura y permite una buena fijación de la fractura de manera sencilla.

Esquema tomado de  THE ISHIGURO EXTENSION BLOCK TECHNIQUE FOR THE TREATMENT OF MALLET FINGER FRACTURE: INDICATIONS AND CLINICAL RESULTS. THE JOURNAL OF HAND SURGERY VOL. 28B No. 1 FEBRUARY 2003

 a) Bajo anestesia digital o con bloqueo metacarpiano, se mantienen en flexión máxima las articulaciones interfalángicas proximales, para utilizando guía fluoroscópica

b) introducir una aguja de Kirschner por vía percutánea a través de el tendón extensor en la falange media, en una posición 1–2 mm dorsal y proximal al fragmento de fractura.

c) Posteriormente se reduce la fractura mediante la extensión de la falange distal y se fija entonces la articulación interfalángica con una segunda aguja de Kirschner oblicua y palmar a la fractura.

Finalmente se pone una férula para mantener la articulación interfalángica distal en 30-40º de flexión.

Las agujas se retiraran transcurridas 4–6 semanas, una vez que haya evidencia radiológica de curación.


Las radiografías del nuestro paciente de 15 años tras la intervención

jueves, 4 de abril de 2019

Género Phthiria Meigen


Dentro del Suborden Brachycera Macquart, 1834 tenemos a la Superfamilia Asiloidea Latreille, 1802, que comprende las siguientes 8 familias:


    • Familia Bombyliidae Latreille, 1802
    • Familia Asilidae Latreille, 1802
    • Familia Mydidae Latreille, 1809
    • Familia Apioceridae Bigot, 1857
    • Familia Evocoidae Yeates, Irwin & Wiegmann, 2006
    • Familia Apsilocephalidae Nagatomi, Saigusa, Nagatomi & Lyneborg, 1991
    • Familia Scenopinidae Burmeister, 1835
    • Familia Therevidae Newman, 1834

Mas dos que ya están extintas:

    • Familia Cratomyiidae Mazzarolo & Amorim, 2000
    • Familia Protapioceridae Ren, 1998

La Familia Bombyliidae Latreille , 1802 la introduje cuando hablé de Usia aenea y en ese momento comenté que es una familia muy grande con centenares de géneros pero que a pesar de las mas de 4.700 especies descritas, los individuos no son muy abundantes. Esta Familia está dividida en 16 subfamilias que engloban unos 230 géneros. De estos, en la zona europea, hay unos 53 géneros que engloban unas 335 especias. En la Península ibérica, solamente contamos con 38 géneros y unas 186 especies. La mayoría  de las especies pertenecientes a esta familia tiene una probóscide larga y delgada, incluso en ocasiones más larga que el cuerpo y sus antenas son de tipo arista y compuestas de 3-6 segmentos, Estas dos características, sumadas a la presencia de unas patas largas que nos recuerdan a las de los mosquitos, deben ser datos que nos hagan sospechas la pertenencia de una especie a esta familia. Muchas de estas moscas son de cuerpo peludo y su librea es bastante variable, casos en la que nos pueden recordar a las abejas o abejorros, de hecho, bombílidos son insectos heliófilos que desarrollaron convergencias con abejas y avispas. Desempeñan un papel relevante en el funcionamiento de los ecosistemas. Los adultos  son moscas de vuelo rápido y los adultos se alimentan de polen y néctar de flores y son buenos polinizadores. Las larvas, sin embargo, presentan hábitos depredadores, parasitoides o hiperparasitoides. Los huéspedes de los bombílidos pertenecen a los órdenes Orthoptera, Neuroptera, Coleoptera, Lepidoptera, Hymenoptera y Diptera.

La familia Bombyliidae la dividimos en las siguientes subfamilias:

    • Subfamilia Anthracinae
    • Subfamilia   Antoniinae
    • Subfamilia Bombyliinae
    • Subfamilia Eclimini
    • Subfamilia Crocidiinae
    • Subfamilia Cythereina
    • Subfamilia  Lomatiinae
    • Subfamilia Lordotinae
    • Subfamilia Mariobezziinae
    • Subfamilia Oligodraninae
    • Subfamilia romyiinae
    • Subfamilia Phthiriinae
    • Subfamilia Tomomyzinae
    • Subfamilia Toxophorinae
    • Subfamilia  Usiinae
    • Subfamilia  Xenoprosopinae
    • Subfamilia Phthiriinae

La subfamilia Phthiriinae comprende, dos tribus, 11 géneros y 133 especies válidas presentes en todas las regiones biogeográficas, se caracterizan por ser moscas pequeñas, que varían de 3 mm a 12 mm, con dimorfismo sexual acentuado, por la presencia de una dorsal en el flagelo y la presencia del saco basal en espermatecas. Los miembros de esta subfamilia se caracterizan porque su primer flagelómero posee un surco subapical con una arista y procesos dorsales y/o ventrales, así como tienen 4 celdas posteriores (vena M2 presente). Los Phthiriinae son moscas pequeñas que muestran un grado extremadamente alto de dimorfismo sexual, con un patrón de color en las hembras de marrón oscuro a marrón claro y amarillo, claramente en contraste con la coloración oscura única en todo el cuerpo de los machos.

Las tribus y géneros son:

    • Tribu Phthiriini

 Género Acreophthiria Evenhuis, 1986,
 Género Acreotrichus Macquart, 1850
 Género Australiphthiria Evenhuis, 1986
 Género Elektrophthiria Nel, 2006
 Género Neacreotrichus Cockerell, 1917
 Género Phthiria Meigen, 1820
 Género Pygocona Hull, 1973

    • Tribu Poecilognathini:

 Género Euryphthiria Evenhuis, 1986,
 Género Relictiphthiria Evenhuis, 1986,
 Género Poecilognathus Jaennicke, 1867
 Género Tmemophlebia Evenhuis, 1986.

Género Phthiria Meigen, 1820

El Género Phthiria Meigen se distribuye por Africa y Eurasia,aunque en América hay seis géneros endémicos y en Australia otros tres. Dentro de este género se han descrito mas de 70 especies distribuidas por todo el mundo y la mayoría de las especies conocidas Afrotropicales y Palaearcticas se han descrito en Africa del Norte o en Sudáfrica. Greathead (1988) a registrado un espécimen macho del género en Omán, que es posible que sea un P. unicolor Bezzi, 1925.

Las especies de este género se caracterizan por una probóscide larga y algo curvada adaptada a su alimentación sobre las flores, un tercer segmento antenal alargado y romboidal, con algunas muescas. Los ojos tienen una depresión distintiva en la parte dorsal, que les da un aspecto plano cuando se mira al insecto de perfil. Las alas son muy anchas en la base y las patas son relativamente largas y finas, casi desprovistas de pelo; el escutelo es bastante grande y muy prominente en algunas especies. Los hábitos de los adultos son fuertemente florícolas, estando atraídas principalmente por compuestas.
Las larvas son depredadoras de huevos de ortópteros, por lo que se sabe, aunque hay muchas especies del género cuyo ciclo vital está aún por estudiar en profundidad.

Existen alrededor de 70 especies de este género, distribuidas por las regiones Paleártica, Neártica ynorte de África. En Europa existen unas 18 especies de este género,

    • Phthiria antiqua Baez, 1985 (Tenerife)
    • Phthiria barbatula Francois, 1969
    • Phthiria canescens Loew, 1846
    • Phthiria conspicua Loew, 1846
    • Phthiria freyi Baez, 1985 (Fuerteventura)
    • Phthiria fulva Meigen, 1804
    • Phthiria gaedii Wiedemann in Meigen, 1820
    • Phthiria intermedia Baez, 1985
    • Phthiria lacteipennis Strobl, 1909
    • Phthiria lazaroi Baez, 1985
    • Phthiria minuta (Fabricius, 1805)
    • Phthiria ombriosus Baez, 1985
    • Phthiria pulicaria (Mikan, 1796)
    • Phthiria scutellaris Wiedemann in Meigen, 1820
    • Phthiria simonyi Becker, 1908 (Tenerife, La Palma y Hierro)
    • Phthiria subnitens Loew, 1846
    • Phthiria umbripennis Loew, 1846
    • Phthiria vagans Loew, 1846

de las cuales en la Península Ibérica tenemos solamente las remarcadas en negrita.


Phthiria sp


Phthiria sp


Phthiria sp




 Phthiria sp



 Phthiria sp


 Phthiria sp






martes, 2 de abril de 2019

La cópula de Pieris napi

Como la mayoría de los insectos, las mariposas y las polillas se reproducen sexualmente.

Los órganos genitales de los lepidópteros son importantes para la identificación de especie de la mariposa pero también es interesante conocer su anatomía porque puede explicar ciertos comportamientos sexuales de determinadas especies.

En el sistema reproductivo de mariposas y polillas, los genitales masculinos son complejos y poco claros. Constan del tegumen, uncus, gnathos, vinculum, saccus, así como las valvas y las diversas modificaciones que en ellas pueden aparecer (ampullae, sacculus, etc.). El órgano penetrante para la fecundación de los huevos es el phallus o edeago, que posee una parte evertible denominada vesica. Esta parte puede portar una o más espinas esclerosadas de diversa morfología según las especies, denominadas cornutus (en plural cornuti).

El sistema reproductor femenino del orden Lepidóptera, se compone de derivaciones mesodermales y estructuras invaginadas de origen ectodermal. Los órganos genitales son muy variados pero siempre poseen un par de papilas anales que rodean el ano y que ayudan a conformar el tubo ovopositor; salvo en el caso de los grupos basales, en los que hay un único poro genital, vemos un orificio diferente del oviporo, por el que se realiza la cópula y que se denomina ostium bursae, y que como su propio nombre indica es el orificio que pone en comunicación con el exterior la bursa copulatrix, donde la hembra acumula el esperma del macho en forma de espermatóforo, para después impregnar los huevos cuando ovipone y que estos se fecunden. La bursa copulatrix está en ocasiones provista de unos dientecillos a los que denominamos signum (en plural signa) y uno o varios divertículos, el más habitual denominado appendix bursae. La bursa se continua hasta los ovarios mediante el ductus seminalis, siendo este el camino que ha de recorrer el esperma del macho. Los ovarios están formados por varias ovariolas unidas distalmente a un ligamento suspensorio; dos oviductos laterales se conectan al oviducto común, antes mencionado, ubicado en el VIII segmento abdominal. La relación del ovipositor con el exterior rara vez es directa, generalmente se abre a una cámara genital, que funciona como vagina y se encuentra comunicada con glándulas accesorias y la espermateca. En la mayoría de las especies, los genitales femeninos están flanqueados por dos lóbulos blandos, aunque en ocasiones se ven esclerotizados en algunas especies como especialización para la ovoposición en áreas tales como grietas y dentro de los tejidos de las plantas.

En las hembras los genitales se clasifican en tres tipos básicos de sistemas reproductores, los cuales incluyen diferencias en cuanto a la posición del oviducto común, así como el número y posición de las aperturas genitales:

  • Tipo Monotrysia es una simple abertura genital en los esternitos 9-10, sirviendo de ovipositor y de poro copulador (ostium), este tipo de sistema reproductor se considera el más primitivo, siendo característico de algunos microlepidópteros;

  • Tipo Exoporia que presenta dos aberturas genitales, una para la oviposición y otra para la cópula, pero que se abren en el mismo segmento que el del tipo monotrysia

  • Tipo Dytrisia que se presenta en el 95% de las especies de Lepidóptera y contiene dos aberturas genitales, abriéndose el ostium ventralmente en el esternito 7A o en el 8A, y el ovipositor en el esternito 9A

La maduración de los oocitos y el aporte de vitelio se realizan en las ovariolas, mientras que la formación del corión que envuelve al huevo, se efectúa sólo en la zona vecina al pedicelo. La envoltura coriónica a menudo presenta diseño y textura y nunca rodea completamente al óvulo, ya que deja un punto abierto (micrópilo), para permitir la entrada de espermatozoos en la fecundación
Las ovariolas se dividen en tres tipos: panoístico, que carece de células nutricionales; politrófico, donde las células nutricionales alternan con los oocitos o con las células germinales primordiales; y telotrófico, donde las células nutricionales ocupan una región cercana al filamento terminal de las ovariolas, estas células están restringidas al gemario.


Esquemas tomados de Revista IDE@ - SEA, nº 65 (30-06-2015): 1–21. ISSN 2386-7183

El apareamiento comienza cuando un imago atrae a una pareja. Normalmente las polillas lo hacen mediante la emisión de feromonas sexuales por parte de la hembra y las mariposas diurnas,los Rophalocera o Papilionídae, normalmente utilizando estímulos visuales. Son las hembras las que utilizan sus patrones de formas y colores de las alas para atraer a los machos. Algunas especies de polillas se involucran en una forma de cortejo acústico, o atraen a sus compañeros usando sonidos o vibraciones, como la polilla de la avispa de lunares, Syntomeida epilais.

Ya he explicado, cuando hablé hace poco de Leptidea sinapis, como las mariposas diurnas una vez el macho a avistado una hembra, comienza un ritual de acercamiento y seducción al que denominamos cortejo y en el que interacciones entre los dos sexos que pueden ser muy complejas y variables según las especies y en las que intervienen el estímulo táctil o auditivo junto con el estímulo químico en el que forman parte esencial las feromonas. Pero no todas las mariposas diurnas cortejan, por ejemplo los machos de la mariposa monarca Danaus plexippus y los de Cethosia biblis y de las especies del género Acraea persiguen a las hembras, chocan con ellas y y las derriban al suelo para luego intentar aparearse con ellas. En unos casos lo consiguen, pero en otros solamente lesionan a la hembra.

En fin, que lo que sigue al cortejo si es que lo ha habido y la hembra se muestro receptiva, es la cópula, precisamente de lo que voy a hablara hora y mostrar algunas imágenes.

Hay que decir que la mayoría de las hembras de lepidóptero solo copulan una vez en la vida, es decir, son semélparas (denominamos semélparo al organismo que copula una sola vez en la vida), lo que suele venir impuesto por una limitación temporal, e decir, la brevedad de su vida ya que una vez cubiertas tienen que dedicar mucho tiempo y toda su atención a la puesta. Sin embargo los machos copulan todo lo que pueden, pero tienen el problema de la competencia, pues generalmente hay muchos machos por cada hembra fértil y dispuesta.

Durante la cópula, la hembra asume una posición opuesta al macho, quedando unidos durante un lapso de tiempo que varía según la especie y que puede ir de minutos a incluso días, como ocurre en algunas especies de mariposa de los trópicos. Otra de las cosas que puede pasar durante una cópula de lepidópteros es que se vea volar a los dos sexos unidos, normalmente escapando de un lugar que consideran peligroso a otro mas seguro o para evitar las molestias de otros machos o especies de lepidóptero que anden por la misma zona.

El pene de la mayoría de las mariposas consta de un tubo más o menos endurecido (llamado falo), dentro del cual se encuentra un tubo membranoso (llamado endofalo) que durante la cópula es evertido dentro de la hembra, permitiendo que la penetración sea más profunda y el eyaculado se deposite dentro de la estruc­tura femenina denominada corpus bursae. Pero durante la cópula los machos no solo transfieren el semen a la hembra sino que también transfieren recursos valiosos a las hembras para su supervivencia. Este hecho convierte a los machos en parejas deseables, aunque los costos de dicha inversión suelen provocar que los machos sean bastante selectivos con sus parejas reproductivas, puesto les cuesta a ellos tiempo de vida. Una de las tácticas del macho para asegurarse que la descendencia sea la suya y no la de otro macho es tapar la genitalia de la especie femenina con una sustancia pegajosa tras el apareamiento, evitando así que la hembra tenga una nueva cópula después de la suya. Otra táctica es la que han desarrollado algunas polillas y mariposas, consistente el semen del macho contenga sustancias que bloqueen la producción de feromonas en la hembra y haga que esta ya no vuelva a estar disponible para la cópula.

Pero no todas las hembras de lepidóptero son semélparas, y los machos han desarollado estrategias reproductivas para evitar las cópulas siguientes a la suya, o al menos demorarlas. Por ejemplo, se sabe que los machos de dos tipos de mariposas nocturnas del género Yponomeuta lesionan la bursa copulatrix de la hembra perforándola con sus cortuti fuertemente esclerosados, haciendo que de esta manera la hembra no vuelva a tener otra cópula hasta que se cure la lesión. Otra posibilidad que se ha barajado es que a través de estas lesiones infligidas por el macho se transfieran a la hemolinfa de la hembra sustancias contenidas en el eyaculado del macho que modifique rápidamente algunos aspectos de la fisiología de las hembras, como por ejemplo la receptividad sexual.

En el caso de Nymphalidae y la mayoría del resto de mariposas, las hembras cuando emergen de la crisálida ya tiene los huevos formados dentro de su cuerpo y durante un periodo de 2-3 días crecerá y maduraran dentro de su abdomen. La puesta de huevos se desencadena cuando alcanzan un cierto tamaño, momento en el que pasan de la ovariola a la cámara de huevos. Será en este momento, justo antes de la puesta, cuando los espermatozoides del macho, que se habían almacenado dentro de la “bursa copulatrix” tras la cópula, fecundaran los huevos.

Como ya he mencionado muchas especies de lepidópteros, después de aparearse y poner sus huevos, mueren en poco tiempo, habiendo vivido solo unos pocos días después de la eclosión. Pero hay especies que pueden permanecer activos durante varias semanas y luego hibernar y volver a ser sexualmente activos cuando el clima se vuelve más favorable, es decir, tienen lo que llamamos diapausia.

Como curiosidad ahora contaré que las cópulas entre mariposas nocturnas de diferentes especies no son raras, y es abundante la bibliografía que las menciona e incluso están bien documentados los híbridos a los que dan lugar. También hay un buen número de cópulas entre diferentes especies de mariposas diurnas. Incluso hace no mucho vi una hermosa fotografía de la cópula entre una mariposa diurna Thymelicus sylvestris (Poda, 1761) y una mariposa nocturna Synthymia fixa (Fabricius, 1787).

Pero aún hay mas, el apareamiento de las mariposas también tiene sus casos digamos "especiales". Por ejemplo se conocen apareamientos homosexuales en las especies de Euphydryas editha o Eucheira socialis, o la anteriormente mencionada Danaus plexippus, e incluso entre machos de diferentes especies como por ejemplo entre machos de Castalius rosimon y Talicada nyseus. Incluso existe al menos una publicación de un apareamiento homosexual entre machos de dos géneros distintos: Speyeria mormonia con Cercyonis pegala. También se han descrito casos de menage à trois formados por dos machos y una hembra en cópula en las especies Phyciodes phaon y Euphydryas chalcedona. Pero lo de Eucheira socialis es mucho mas fuerte, pues además de los apareamientos homosexuales se han visto casos que podrían clasificarse como de necrofilia, es decir, apareamientos de machos con hembras recientemente muertas.

En fin, que el sexo de las mariposas es desde luego mucho mas interesante de lo que parece a primera vista y desde luego, hablar del sexo de los lepidópteros no es lo mismo que hablar del sexo de los ángeles.

Dicho esto, paso a mostraros las imágenes de una cópula de Pieris napi, en las que se puede apreciar como las mariposas enfrentan sus extremos abdominales pero tapan castamente sus genitales con el entrecruzamiento de las alas del macho y de la hembra.









lunes, 1 de abril de 2019

El cortejo de Leptidea sinapis

Hace poco hablaba de la Leptidea  sinapis/reali y contaba que las hembras son capaces de diferenciar entre los machos de una especie y otra a la hora de la cópula, pero que los machos independientemente de la especia, parece que cortejan a las hembras de ambas especies por igual. No contaba sin embargo demasiado del cortejo de estas mariposas. Hoy subsanaré un poco ese déficit y mostraré unas cuantas imágenes del mismo. Pero ates hablemos un poco del cortejo de las mariposas.

Los entomólogos tradicionalmente han dividido el comportamiento prenupcial o de cortejo de los lepidópteros en dos grupos según sel tipo de comportamiento de los machos: los que “patrullan” un territorio de forma regular y repetida buscando activamente a las hembras  para la cópula y echando a otros machos si los avistan y los que “se posan” en una “percha” (un punto alto desde el que otear su terreno) y esperan que sea la hembra la que aparezca, pero si aparece otro macho lo perseguirán hasta echarlo de sus dominios. Cada especie tiene su tipo de percha igual que ocurre con sus plantas nutricias. Unas tiene  su percha en árboles, otras en hojas al borde de un río de vegetación frondoso, otras en llores u hojas de plantas soleadas en los claros o los senderos de un bosque, otras en rocas elevadas. Es interesante conocerlas perchas, pues de esta manera es mas fácil localizar a las mariposas y prepararse para fotografiarlas.

Para muchos aficionados a la fotografía y la naturaleza, el mejor momento para hacer fotos a una mariposa, es por la mañana temprano, cuando la temperatura es aún lo suficientemente baja para que las mariposas aún no puedan volar y uno se las encuentre posadas y quietas. Yo, no suelo poder salir tan pronto a pasear y hacer fotografías, por lo que hacer fotos de muchas especies de mariposas me es mas difícil, sin embargo, como suelo salir a medio día, cuando mas actividad tienen, si que puedo pararme a ver bien su comportamiento. Esto tiene su recompensa, pues con paciencia puedes vigilar el vuelo de los machos, ver que recorrido hacen y que terreno patrullan y con paciencia, descubrir sus perchas, donde después te acercarás taimadamente escondido entre el follaje, esperando que el macho vuelva y en un descuido le puedas hacer la foto. También he podido observar en muchas ocasiones como un macho patrullando su terreno descubre a un macho rival y comienzan una persecución en la que acaban los dos machos elevándose haciendo giros en el aire hasta que el dominante echa al intruso, que es expulsado de su territorio. Otra de las recompensas, es el poder ver el momento del cortejo de algunas especies y fotografiarlo.

Los machos patrulladores son atraídos por las feromonas que desprende la hembra y vuelan hacia ella buscándola, pero también interceptarán a cualquier otro insecto volador de tamaño y color similar, para investigarlo y determinar si se trata de una hembra de su propia especie. Los machos además de ser atraídos por las feromonas de la hembra, cuando están cerca  de otro lepidóptero (hay que decir que son un poco miopes y de lejos no ven bien) pueden diferenciar si un ejemplar es de su propia especie y si es macho o hembra fijándose en los patrones del dibujo de las alas y las formas y colores de los ocelos, gracias a que ven en el espectro de los ultravioleta y son capaces de discriminar entre muchos mas colores que el ser humano. En ocasiones me he quedado asombrado viendo como un macho patrullador a venido volando hacia mi con la clarísima intención de echarme de su terreno, a pesar de la desproporción del tamaño y de que yo no vuele.

Una vez localizada la hembra la mayoría de los machos vuelan sobre o alrededor de ella para perfumarla con sus feromonas y así prepararla para la cópula.   Para esto lo machos poseen unas estructuiras anatómica especializadas denominadas androconias en diferentes posiciones anatómicas según las especies. Los machos de Satyrinae, Hesperiinae, Pyrginae y Theclinae tienenlas androconias en sus alas delanteras, las feromonas de las mismas las liberaran a la atmósfera a través de diminutos pelos o plumas de los bordes de las escamas. Las mariposas macho de Danainae, tienen la androconia en las alas posteriores , de donde recogen las feromonas con unos penachos que poseen en la punta del abdomen y que diseminan expandiendo los penachos cuando están en presencia de la hembra. 

En muchas especies exponer una hembra a las feromonas masculinas es suficiente para iniciar la cópula instantánea. Las mariposas hembra en estos casos son las encargadas de escoger con que macho se aparean. En muchas especies, si la hembra cierra sus alas durante el cortejo,indica que no está disponible. Por ejemplo, este es el caso de las hembras de  la especie Lycaenidae, que solo se aparean una vez y cuando cierran sus alas  esconden sus llamativas alas de colores para pasar inadvertidas ante los machos de su especie y así evitar el acoso sexual por parte de otros machos.

Pero el cierre de las alas no indica lo mismo en todas las especies de lepidóptero, por ejemplo en el caso que os enseñaré  ahora, la mariposa hembra durante el cortejo tiene las alas cerradas y no es para rechazar al macho. Si la hembra acepta al macho, a menudo hay un complejo ritual de cortejo que involucre una serie prolongada de estímulos y respuestas visuales, táctiles u olfativas en el que entran en juego las feromonas de contacto (hidrocarburos cuticulares). Por ejemplo, el macho de Hipparchia semele sujeta las antenas de la hembras entre sus alas para ponerlas en contacto directo con sus escamas androconiales. El sulfuro de azufre de la mariposa Colias sirve para hacer exactamente lo mismo.

Los rituales de cortejo son muy variados, por ejemplo, el macho de Aglais urticae sigue a la hembra mientras vuela de un lugar a otro y cuando ella se acomoda y abre sus alas, él camina sobre sus alas posteriores, golpeándolas con sus antenas. El proceso se repite varias veces durante varias horas, durante las cuales el macho expulsará a cualquier otro macho intruso. Finalmente, la hembra lo lleva a un lugar protegido, generalmente debajo de un pequeño arbusto, donde se produce la cópula. Los machos de Gonepteryx rhamni también caminan sobre las alas de las hembras en las hembras, pero si esto es seguido por la inversión de las alas y la elevación del abdomen de la hembra es una señal de rechazo y de que ya se apareó, pero si la hembra es receptiva la cópula ocurre casi instantáneamente sin mas ritual.

Los machos de algunas especies son atraídos por feromonas de las pupas de hembras con específicas, una vez localizan la pupa esperan a que eclosione y cuando la hembra emerge aprovechan que aún no pueden volar, para aparearse con ella. Por ejemplo, los machos de hecale, ismenius y cydno  el día antes de emerger, una pupa hembra generalmente están todos juntos en grupo para realizar una especie de batalla en el momento en que eclosione, hasta que uno, sin siquiera darle tiempo a la hembra a expandirse y secarse las alas, la copulará. Hay machos de algunas especies que incluso llegan mas lejos, como los de hecalesia, hewitsoni, erato,   charithonia y sara, que ni siquiera esperan a que la hembra emerja de la pupa y se dedican a abrirla ellos para copularla tan pronto como sus genitales sean accesibles.

Aunque los entomólogos todavía están trabajando en las señales específicas que desencadenan los comportamientos reproductivos. Las señales ambientales, como la duración del día y la temperatura, probablemente juegan un papel.  Y no siempre las hembras tienen un papel tan pasivo a la hora de buscar pareja para la cópula. Por ejemplo, se sabe no desde hace demasiado que la  hembra de una especie de mariposas marrones oriundas de los bosques arenosos de África del sur y del este de nombre científico  Bicyclus anynanaesta, cuando llegan las temperaturas más frías y secas es ella quien asume el rol de buscadora activa de la pareja para la cópula, utilizando para estimularle los ocelos de sus alas que tienen en el centro una pupila blanca que refleja los ultravioleta en función de la temperatura ambiente. Las temperaturas más frescas y secas aumentan la cantidad de rayos ultravioleta que reflejan los ornamentos sexuales de las hembras, mientras que las temperaturas más cálidas ejercen el mismo efecto en los machos. Se piensa que esta estrategia aumenta además la vida de estas hembras una vez que se aparean ya que los machos liberan nutrientes y esperma durante el acto sexual. Por su parte, los machos se vuelven muy precavidos a la hora de elegir con quien copulan y a quién dan estos nutrientes , puesto que una vez que lo hagan, vivirán vidas más cortas.

Pero hablemos ya del ritual de cortejo de Leptidea sinapis/reali y mostremos unas fotografías del mismo. 

El macho de Leptidea sinapis patrulla su dominio hasta que detecta el olor de las feromonas de una hembra y la localiza, en ese momento se posa en la hoja en la que esta se encuentra, justo enfrente de ella,  para intercambiar mensajes químicos con sus antenas y desenrollando su espiritrompa comienza a dar con ella en la parte basal de un ala y después pasándola por encima de la cabeza de la hembra que mientras agacha las antenas para facilitar el proceso, la pasa al otro lado para golpear la base de la otra ala. Así repetidas veces. Ambos sexos periódicamente abren sus alas. Las mariposas están comunicando claramente algo, pero el ritual no parece instigar la cópula en todas las ocasiones, por lo que la naturaleza de los “mensajes” no está aún muy clara.


En esta primera imagen se ve como la hembra, situada a la izquierda de la imagen ha retirado sus antenas hacia atrás y el macho, situado a la derecha ha desenrollado su espiritrompa y la coloca a la izquierda de la cabeza de la hembra.


El macho baja la espiritrompa desenrollada por el ala izquierda de la hembra, para tocar con ella su parte inferior. Una vez hecho esto, el macho levanta de nuevo la espiritrompa para pasarla por encima de la cabeza de la hembra a su lado derecho (toma inferior).



Con la espiritrompa en el lado derecho, la baja para tocar con ella la base del ala derecha.


Y vuelve a subirla para  repetir la maniobra de nuevo en el lado izquierdo


Cuando ha hecho la maniobra del cortejo unas cuantas veces, el macho enrolla de nuevo su espiritrompa. El ritual no parece que se siga de cópula., así que se volverá a intentar y de nuevo y  se despliega la espiritrompa para repetirlo (toma inferior, espiritrompa de nuevo desplegada).


 

El macho baja la espiritrompa por la parte izquierda de la hembra para tocar la base del ala.


Pero cuando está en ello se acerca un macho rival, probablemente atraído también por las feromonas. 


Se va a posar cerca de la pareja y va a desenrollar su espiritrompa para iniciar lo que parece una lucha con el otro macho que de entrada sigue tranquilamente con su cortejo. 



Solo consigue que el macho se desplace bajo la hoja para seguir su cortejo sin estorbos.


El macho rival levanta el vuelo para volver a intentarlo de nuevo.


Se posa de nuevo en la hoja, cerca de la hembra y frente al macho y despliega su espiritrompa.


Y se entabla una lucha de espiritormpas ¿mediran quien la tiene mas larga?  


No consigue que los enamorados dejen su cortejo de ninguna de las maneras. Volverá a intentarlo.



Una y otra vez, el macho rival levanta el vuelo y vuelve a la hoja.


Parece que no tiene intención alguna de parar, no piensa cejar en el empeño.

 

Si no consigue nada, recoge su espiritrompa, levanta el vuelo y repite.


Pero parece que la pareja se encuentra protegida cortejando debajo de la hoja.


Eso no quita para que el macho rival siga insistiendo casi hasta el hartazgo.

Finalmente  el macho rival desistió, pero el atribulado cortejo no pareció seguirse de cópula y la pareja finalmente se deshizo. ¡Cuanto esfuerzo para nada!

jueves, 28 de marzo de 2019

Malpolon monspessulanus

Hace tiempo había clasificado una “culebra” que me encontré en el jardín de casa como una Natrix Maura, pero un amable desconocido me aviso en en esta entrada del blog que estaba en un error. Mi Natrix Maura era realmente una “culebra bastarda”, que de hecho, en ocasiones es predador de la mismisima Natrix Maura.

Así que en cuanto lo vi, me dispuse a enmendar el error. Ciertamente, las escamas de encima de los ojos, la delatan.

Por lo tanto, de entrada podemos decir que este es un animal perteneciente a la Clase Sauropsida, Orden Squamata, Suborden Serpientes,

Dentro de este orden tenemos como infraorden a los aletinofidios (Alethinophidia), que a su vez se subdividen en las siguientes familias:

 

Acrochordidae, Bonaparte, 1831. 

Aniliidae, Stejneger, 1907.

Anomochilidae, Cundall, Wallach y Rossman, 1993.

Atractaspididae, Günther, 1858.

Boidae, Gray, 1825.

Bolyeriidae, Hoffstetter, 1946.

Colubridae, Oppel, 1811.

Cylindrophiidae, Fitzinger, 1843.

Elapidae, F Boie, 1827.

Homalopsidae Bonaparte, 1845.

Lamprophiidae Fitzinger, 1843.

Loxocemidae, Cope, 1861.

Pareatidae Romer, 1956.

Pythonidae, Fitzinger, 1826.

Tropidophiidae, Brongersma, 1951.

Uropeltidae, Müller, 1832.

Viperidae, Oppel, 1811.

Xenodermatidae Gray, 1849.

Xenopeltidae, Bonaparte, 1845.

 

Algunos estudios han encontrado que Elapidae está anidado dentro de Lamprophiidae, un hallazgo que, si se confirma, probablemente necesitará cambios taxonómicos para restaurar la monofilia dentro de Elapoidea. La clasificación de Pyron et al., 2010, junta a Lamprophiidae y Elapidae en el grupo Elapoidea. Los Elapoidea serían pues una superfamilia de serpientes del clado Colubroides, que tradicionalmente comprenden las familias Lamprophiidae y Elapidae.

Pero al describir la subfamilia Cyclocorinae, Weinell et al. (2017) sugirió que algunas o todas las subfamilias de Lamprophiidae deberían reevaluarse en el estado de familia completa como una forma de prevenir clasificarlas como elápidos.

Los lamprofíidos (Lamprophiidae) son una familia de serpientes distribuidas por Asia, África, América y Europa. Se reconocen 322 especies desde Abril del 2019, según The Reptile Database.

Los lamprófilos son un grupo muy diverso de serpientes ya que pueden ser terrestres, fosoriales, arbóreos o semiacuáticos. Se encuentran en desiertos, praderas, bosques templados y tropicales, estepas y montañas. Se alimentan de mamíferos, aves, reptiles, anfibios, peces e invertebrados. Algunas especies usan la constricción para someter a sus presas, mientras que otras son altamente venenosas y peligrosas para los humanos. La mayoría de las especies son ovíparas.

La Familia Lamprophiidae Fitzinger, 1843 incluye las siguientes Subfamilias:


Lamprophiinae

Atractaspidinae

Psammophiinae

Prosymninae

Pseudaspidinae

Pseudoxyrhophiinae

Cyclocorinae


Y dentro de la Subfamilia Psammophiinae, tenemos un Género denominado Malpolon Fitzinger, 1826, que incluye dos especies de culebras que se distribuyen por la cuenca mediterránea, Medio Oriente y Sudán:

. Malpolon insignitus (Geoffroy De St-Hilaire, 1827)

. Culebra bastarda (Malpolon monspessulanus) (Hermann, 1804)

En la fauna Ibéica tenemos como representante a la especie Malpolon monspessulanus (Hermann, 1804): la “culebra bastarda” o “de Montpellier”


Malpolon monspessulanus

Esta es una serpiente venenosa opistoglifa (tiene los dientes con la bolsa de veneno detrás de la boca) que, gracias a Dios, no es peligrosa para el hombre. Tiene el honor además de ser la culebra de mayor tamaño de la Península y de Europa, pudiendo llegar a medir 240 cm; siendo por lo general las hembras las de menor tamaño.

Su cabeza es alargada y tiene el hocico puntiagudo, con una depresión entre los ojos y los orificios nasales. Las escamas sobre los ojos son prominentes, siendo esto precisamente lo que llamó rapidamente la atención al avezado lector de esta entrada ya corregida, cuando vio mis fotografias y le decidió a avisarme de que tenia a la culebra de las imgenes mal identificada. La escama frontal es característicamente estrecha. Posee ocho escamas supralabiales de las que la 4.ª y la 2.ª están bordeando el ojo. Las escamas del dorso son lisas y con arcos, pero nunca carenadas, formando 17 o 19 hileras en el centro del cuerpo: de 160 a 189 escamas ventrales. Su cola es larga y delgada, representando aproximadamente 1/4 de la longitud total. Los ejemplares juveniles presentan un pardo y manchas oscuras en su piel. Los adultos son de color gris claro a verde oliva. En los machos adultos y en ejemplares viejos la zona anterior del cuerpo se vuelve gris oscura dando lugar a lo que se conoce como "silla de montar". El vientre suele ser de color amarillento o blancuzco. Es una culebra agresiva que si se enfada porque se la molesta, sisea.


Le gusta el calor y habita las zonas abiertas o de matorral o bosque, zonas rurales y cultivos, por lo que es típicamente mediterránea pero en la meseta puede vérsela hasta los 1.500 m de altitud, de hecho, en la península Ibérica sólo falta en la Cornisa Cantábrica y los valles de los Pirineos. Es de costumbres diurnas y se desplaza a gran velocidad. Durante el verano incluso sube a los árboles.

La cópula tiene lugar en abril o mayo. El número de huevos es bastante variable dependiendo del tamaño de la hembra, pero siendo de un máximo de 18. La puesta se hace entre las hojas muertas. Los huevos eclosionan en agosto o septiembre. En octubre y hasta marzo hiberna.

Sus presas son insectos, lagartijas, lagartos y otras culebras (como por ejemplo la Natriz Maura, con la que la confundí yo), así como roedores y otros pequeños mamíferos y pollos de pequeños pájaros.

La culebra bastarda figura en el Anexo III de la Convención de Berna de 1982, siendo, por lo tanto, una de las especies protegidas de Europa.