En el siglo XVI, el fin de las luchas nobiliarias y la derrota definitiva de los musulmanes abren un periodo de paz, las ciudades se convierten en un lugar seguro y la nobleza abandona sus castillos rurales y retorna de nuevo al ámbito urbano. Se produce un resurgir de la ciudad, la construcción de edificios civiles se multiplica destacando entre ellos el palacio urbano. El palacio urbano se convierte en símbolo del poder de la nobleza. En él se pueden observar reminiscencias del antiguo castillo medieval: altas torres, que se levantan orgullosas sobre el resto de los edificios de la ciudad, y una crestería que evocaría las almenas. Los muros exteriores e interiores se llenan de blasones y símbolos del señor del palacio, orgulloso de su condición se lo muestra al resto de los ciudadanos.
Salamanca no se quedará al margen de este "renacer" que se refleja en un despertar intelectual y una expansión arquitectónica, una de cuyas muestras es la Casa de las Conchas.
Salamanca no se quedará al margen de este "renacer" que se refleja en un despertar intelectual y una expansión arquitectónica, una de cuyas muestras es la Casa de las Conchas.
El edificio se construye por encargo de don Rodrigo Maldonado de Talavera, caballero de la Orden de Santiago, catedrático de Derecho en la Universidad, de la que fue rector, y miembro del Consejo Real de Castilla. Bajo su patronazgo, se construyó también la capilla de Talavera en el claustro de la Catedral Vieja.
Continuó las obras su hijo, Rodrigo Arias Maldonado, casado con la hija del Conde de Benavente, Juana de Pimentel, y fueron padres de Pedro Maldonado Pimentel, caudillo comunero.
Las conchas, símbolo de la familia Pimentel, decoran la fachada del edificio tras la boda de Juana Pimentel con don Arias Maldonado en 1517 y las flores de lis de los Maldonado en el escudo. Uno de los puntos que genera más controversia es el porqué de la elección de las conchas como elemento ornamental. Algunos autores lo ven como una muestra de orgullo de los Maldonado por pertenecer a la orden de Santiago, aunque como aparece la cruz de Santiago en otros lugares de la fachada, quizás sería demasiado reiterativo tantos elementos haciendo referencia a la Orden, también se dice que se decoró con conchas la fachada en honor al escudo de armas de la esposada , el cual lo forman barras y conchas como se puede ver debajo de una de las ventanas ya que este palacio se construyó con el motivo del enlace entre los casa de nobles Maldonado y Benavente. Otros autores señalan que la repetición de las conchas, símbolo nobiliario de los Pimentel, fue una muestra del amor que sentía Don Rodrigo Arias, hijo de Rodrigo Maldonado, por su esposa Doña Juana. Sí que es muy probable que fueran un añadido posterior, hecho durante la reforma decorativa que llevó a cabo Rodrigo Arias en el siglo XVI, ya que no se encuentran talladas en los sillares, sino que se adosan al muro mediante ganchos de hierro.
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